27 DE MARZO DE 2011

ERMITA DE SAN ZOILO
MEMORIA A BUEN RECAUDO

Texto: Fernando Hualde
Fotos: Marian Inda



            “San Zoilo clama al cielo”; ese era el significativo titular del reportaje-denuncia que publicábamos en esta misma sección el 1 de junio de 2003, hace casi ocho años. Desde entonces algo ha mejorado la situación de la ermita casedana; no es para tirar cohetes, ni muchísimo menos; a nivel arquitectónico la mejora pasa por una única intervención por parte de la Institución Príncipe de Viana, que el 13 de mayo de 2009 desplazó a unos técnicos para restaurar la grieta del tímpano de la entrada. Menos es nada…, pero es poco, ¿para qué nos vamos a engañar?.
            San Zoilo sigue hoy clamando al cielo. La ermita que en el año 1927 estuvo a punto de ser declarada Monumento Nacional, y que desde el año 2000 es Bien de Interés Cultural, sigue necesitando como agua de mayo de una intervención seria, a fondo, de verdad.
            Recuerdo que hace dos años, delante de mí, se acercaba un señor de nacionalidad alemana al stand turístico que el Gobierno de Navarra tenía en FITUR, y lo hacía buscando información sobre la ermita de San Zoilo, que él había descubierto durante su peregrinación jacobea; le costaba creer a aquél hombre que no hubiese una publicación específica sobre ese edificio, al que él definía como “único en España” desde el punto de vista arquitectónico. Afortunadamente esa ausencia de un soporte físico fue compensada en ese momento por una amplia información oral, suministrada en lengua alemana, por una de las señoritas que atendían el stand navarro. Todo un alarde de profesionalidad y de conocimiento. De alguna manera, aquella joven funcionaria, que demostró estar bien preparada, vino a paliar la deficiencia de que no hubiese nada publicado sobre aquello.



Rescatar la memoria

            Viene esta anécdota a cuento de que acaba de caer en mis manos un libro, coordinado y editado por Carlos Sola Ayape, titulado “La ermita de San Zoilo de Cáseda. Tributo a un templo de la memoria”, publicado el pasado año. Y compruebo, después de leerlo, que es como si aquella anécdota se volviese a repetir. Mientras las instituciones competentes han tapado una grieta, y ya parece que han cumplido, la Asociación Cultural Ermita de San Zoilo de Cáseda, ha sido capaz de rescatar y difundir la memoria de este edificio. Así de claro.
            Y aunque pueda parecer lo contrario, el objetivo de esta comparación no es el de criticar a la institución de turno, que entiendo que tal vez no dé abasto a atender a todo el patrimonio arquitectónico que tenemos en Navarra, caprichosamente abundante y rico. Probablemente sí que estamos ante una actitud de cierta dejadez institucional arrastrada durante muchos años, y probablemente, crisis aparte, se podía y se debía de haber hecho mucho más.
            Pero lo que quería con esta comparación era destacar el papel importante de una asociación cultural, de un equipo de personas entusiastas, quijotes locales, que lejos de quedarse de brazos cruzados despotricando contra unas autoridades provinciales que no acaban de colmar sus deseos –es este un mal endémico muy extendido en Navarra-; se han parado a pensar, han sabido ver cuales eran sus posibilidades como colectivo cultural, y en base a ello se han puesto en marcha, y han hecho lo que tenían que hacer.
            Así pues, una vez más, la ermita de San Zoilo sigue a la espera de esa intervención cíclica que cada cierto número de años le supone una pequeña bocanada de aire fresco que le permita ir tirando. Es triste, pero es así; bien se vale que aquellas gentes que la hicieron, y que parecían intuir estos tiempos, supieron hacerla bien, a conciencia.
            Pero el paso de gigante que ahora se ha dado ha venido de la mano de Carlos Sola y de esa Asociación Cultural que desde el año 2000 vela, mima y difunde los intereses y la memoria de este curioso edificio que exhibe una cubierta la mar de caprichosa. No se quedaron de brazos cruzados: buscaron financiación, recopilaron información, rescataron trabajos de investigación de hace varias décadas, buscaron colaboradores y estudios actuales, y todo ello lo han agrupado, lo han convertido en libro, y desde ese momento podemos decir que una parte muy importante de la ermita de San Zoilo ya ha quedado restaurada, es la parte de la memoria, es el lado humano de la piedra.
            Podemos decir, sin miedo a equivocarnos, que la sensibilidad de los casedanos hacia su ermita ha crecido considerablemente en los últimos años. Siempre la han tenido, pero ahora han tomado mucha más conciencia de ese hermoso tesoro arquitectónico que tienen en su término municipal. Y es que San Zoilo, por clamar al cielo su estado, ha empezado a meter ruido, se ha hablado en los medios de comunicación sobre esta ermita en los últimos años más que en el resto del tiempo. Y mucho más que tiene que hablarse; que ya nunca se quede muda esa campana que ha reconquistado su espadaña.



En la Cañada Real

            San Zoilo, y todo su entorno, es un paraje querido para muchas personas que no somos de Cáseda. Cada uno tendrá sus razones. Las mías pasan por un sentimiento de gratitud hacia esas paredes que dieron cobijo a mi padre y a mis tíos en su peregrinar anual hacia la Bardena ocupando la Cañada Real, con cientos de ovejas; y antes que a mi padre fue a mi abuelo, y antes a otras muchas generaciones de antepasados que, siglo tras siglo, bebieron de ese aljibe, se cobijaron en esas casas, se encomendaron en ese templo, y buscaron esos pastos del entorno. Son muchas las generaciones a quienes les costaría entender este enclave sin el ruido de las eskilas del ganado. Para los roncaleses San Zoilo, estratégicamente situado entre los monasterios de Leyre y de La Oliva, es final y arranque de etapa, es también algo nuestro en la medida que es hito importante de la Cañada. Pero no hace falta ser casedano, ni roncalés, ni salacenco, para sentir que San Zoilo es un enclave digno de conservarse, merecedor de que alguien lo mime. Quisiéramos verlo restaurado, con la dignidad que le corresponde en atención a aquellas manos artesanas que un buen día convirtieron un puñado de piedras en templo, y en atención a quienes durante siglos lo hicieron funcional, porque allí rezaron, allí acudieron puntualmente en romería manteniendo viva una fe y una tradición que supieron transmitir generacionalmente.
            Por todo ello, por lo que significa, por lo que es, por lo que evoca… vaya desde aquí este agradecimiento a ese colectivo de personas que nos está dando un ejemplo y una lección. San Zoilo puede decir que su memoria ha quedado salvaguardada en 300 páginas; esa es la gran obra de esta asociación. Y desde otras localidades debieran de fijarse en lo que ha hecho este colectivo en Cáseda para imitarles, para no dormirse esperando subvenciones, y para acabar haciendo algo realmente práctico y que queda para siempre.



1 comentario:

  1. Estimado Fernando Hualde,

    first of all congratulation for your blog. I am a passionate reader of it.

    I have visited San Zoilo one month ago and I must admit, the article below is absolutely reflecting my feelings. To be honnest I have been frightend about the condition of the ermita. San Zolio is a precious cultural and historical heritage which has to be restaurated and conserved. I am happy to hear that la Asociación Cultural San Zoilo is taking care of it. I already feared that San Zoilo cae en el olvidado within a few years. Of course el Gobierno de Navarra is, in the first instance!, obliged to maintain their Bienes de Interés Cultural but from my opinion also the people of Navarra should get involved in this action.

    Salduas de una aficionada alemana en la historia y el arte de Navarra.

    P.S. I will be very grateful for any advise if there is a possibility to buy the book about San Zoilo (apart from buying it at the Caja de Ahorros de Navarra (oficina de Cáseda)via Internet.

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