GAITERO DE ESTELLA
Texto: Fernando Hualde
Fotos: Gaiteros de Pamplona - Fondo Documental Erronkari
El 29 de noviembre de 1911 fallecía en Estella el gaitero Demetrio Romano; toda una referencia musical a quien recordamos en su centenario.
Navarra tiene en su haber el hecho de haber sido cuna de grandes figuras del mundo de la música. Hubo un momento, allá por el último cuarto del siglo XIX en el que las grandes figuras musicales del momento eran navarras. Algunos de aquellos personajes, por su especialización dentro del mundo de la música, tuvieron una proyección y un prestigio internacional sin precedentes, es el caso de Julián Gayarre y de Pablo Sarasate, dos números uno en su tiempo. Pero también es cierto que hubo otros músicos navarros que, aún siendo también números uno, y precisamente también por su especialización, no alcanzaron esa proyección. Es el caso, por ejemplo, del gaitero estellés Julián Romano. Dicho de otra manera, la gaita, fuera de nuestras fronteras, no gozaba de la popularidad y categoría que abrazaban a la ópera o al violín.
En cualquier caso, en el año 1999, la figura de Julián Romano Ugarte fue reconocida y homenajeada dignamente en Navarra, con motivo del centenario de su muerte, de la forma que él nunca hubiese soñado. Y todo ello merced al esfuerzo de un equipo de personas vinculado a esta modalidad musical. Pero lo mejor de Julián Romano fue que aquella estirpe suya tuvo continuidad, supo transmitir conocimientos y arte, este último tal vez por vía genética, pues su sucesor fue su propio hijo: Demetrio Romano Vidaurre. No vamos a entrar en quién fue mejor gaitero, si el padre o el hijo; los dos fueron excepcionales. Estamos de nuevo, con Demetrio Romano, ante otro de los grandes músicos navarros, pero escasamente conocido, y nunca reconocido.
Este martes, 29 de noviembre, hará cien años que nos dejó Demetrio, y creo que es escusa suficiente para que, desde estas páginas, pongamos con este reportaje nuestro grano para colocarle en su sitio, un sitio de honor.
Cuaderno de Demetrio Romano |
Biografía
Hijo de Julián Romano Ugarte y de Micaela Vidaurre Ocariz, nació nuestro hombre un 22 de diciembre de 1864 en la mismísima Plaza de Santiago, en Estella. A la edad de 22 años contrajo matrimonio con Eulogia Senosiain, pero ya para entonces había heredado de su padre dos oficios y dedicaciones importantes: esquilador y gaitero.
Su padre, Julián Romano, fue quien se encargó personalmente de instruirle y de introducirle en el mundo de la música desde muy pequeño; le enseñó solfeo, armonía, gaita, tambor, violín y piano.
1878.- Asistentes navarros a la boda de Alfonso XII |
La prueba de esta formación musical la encontramos en que Demetrio, con tan solo 13 años, viaja en 1878 a Madrid con toda una delegación navarra, para actuar musicalmente en la boda del rey Alfonso XII. Y allí que fueron, padre e hijo, e incluso desfilaron en la Corte ante el monarca y su consorte. Con ellos fueron también algunos chunchuneros de la montaña, y tampoco faltó una representación de la variada indumentaria tradicional que se vestía en Navarra. Precisamente se conserva una fotografía, que se publicó en La Avalancha , en la que aparece al menos una parte de aquella delegación, en donde puede verse a Demetrio, en primera fila con el tambor, mientras que su padre, Julián, pudiera ser el que está más a la izquierda.
A partir de entonces le vemos a Demetrio participando en todos los colectivos musicales que había en Estella, incluida la Banda de Música que había creado su padre, y que a él le tocó dirigir a partir de 1899, que es cuando fallece Julián.
En el año 1889 el Ayuntamiento de Pamplona introduce en el programa de las fiestas de San Fermín una novedad, el Concurso de Gaiteros y Tamborileros, cuyo escenario era nada menos que la Plaza de Toros. Esto nos da una pista de la importancia que a nivel popular tenían estos instrumentos y esta música. Al concurso de ese año se presentó, entre otros, Demetrio Romano, que quedó en segundo puesto; el primero fue Nicolás Virto, de Pamplona, y el tercer premio fue para Laureano Recalde, también de Pamplona. Resulta curioso que ni este año, ni los siguientes, Demetrio Romano se hiciese con el primer premio de este concurso, puesto este que parecía reservado para los gaiteros pamploneses, y en donde el segundo premio de Domingo no se correspondía con lo que reflejaban las crónicas sobre sus actuaciones. ¿Complot?, ¿chanchullo?... no lo sabremos.
Al margen de su innegable virtuosismo musical, que Gregorio Iribas refleja perfectamente en su novela “En las Améscoas. María Puy”, a Demetrio Romano hay que concederle el gran mérito de haber sabido recomponer y poner orden a toda la obra musical de su padre. Allí están, todo un preciado documento a conservar, los Cuadernos de Demetrio Romano, un total de 250 páginas que recogen, como un tesoro, toda una colección de partituras de piezas para gaita. No está claro, y hay discrepancias sobre ello, si esas piezas son suyas o de su padre, o si hay de los dos; pero eso no importa ahora, lo que cuenta es esa recopilación que nos ha quedado bajo la impronta de los Romano.
Baile de la Era
Y de la mano de la gaita viene la danza. Y sin duda, a día de hoy, la danza más popular y famosa de Estella es el Baile de la Era , un baile estrechamente vinculado a los Romano, padre e hijo.
Según se recoge en una hoja editada en 1903 en la imprenta estellesa de Eloy Hugade, este “baile de la gaita”, en alusión al Baile de la Era , es obra de Julián Romano, quien compuso su música.
Todo parece indicar que este baile habría tenido su auge, su momento, para caer después en desuso. Sin embargo tuvo que ser la llegada del rey Alfonso XIII a Estella, en agosto de 1903, el detonante de su recuperación. La anunciada visita del monarca, y el deseo de agradarle y de mostrarle algo diferente a lo que estaba acostumbrado a ver en otros sitios, hizo que a Demetrio Romano se le encargase recuperar y poner en escena el Baile de la Era. Era él quien conservaba las partituras y la coreografía, y fue él, por tanto, quien dirigió los ensayos en aquellos primeros meses de 1903, para que en presencia del rey se pudiese ejecutar de nuevo aquella danza que ya nunca se ha perdido. Estamos ante una danza de larga duración, con cinco partes bien diferenciadas: cadena (formación de las parejas mediante la unión de un pañuelo), jota, fandango (una especie de jota muy movida), boleras (en dos filas paralelas), y corrida (pieza muy animada en la que se aceleran los compases y que sirve para finalizar).
Gaiteros de Estella
Una cosa está muy clara, y es que si Julián Romano fue quien vinculó conceptos como gaita y Estella, Demetrio Romano es quien impulsó la marca de Gaiteros de Estella, sabiendo recoger perfectamente la fama que sembró su padre. No hay que olvidar que en 1878, cuando la Diputación decide enviarles a la boda de Alfonso XII, el acuerdo habla de que no podían faltar “las populares gaitas de Estella”. Pero finalmente es Demetrio quien da forma a toda esa fama convirtiéndola en marca. La prensa de la época, con las crónicas abundantes que hablaban del virtuosismo de este gaitero, contribuye a consolidar el prestigio de los Gaiteros de Estella, en donde Demetrio Romano no está solo, sino que en esta época brillante le acompaña en esta labor su primo Anselmo Elizaga, nacido en Pamplona e hijo adoptivo de Julián Romano, y piedra angular de otra prestigiosa saga de gaiteros estelleses a los que un día también habrá que hacer justicia. Podríamos decir que Demetrio Romano y Anselmo Elizaga tomaron el relevo en el arte de la gaita a Julián Romano y a su cuñado Nemesio Vidaurre. Y enseguida, asegurando y consolidando la marca de Gaiteros de Estella, y acompañando a Demetrio y a Anselmo, aparecieron nuevos gaiteros en la ciudad del Ega, como Román Alda y Evaristo Pérez, y los que desde entonces ininterrumpidamente han dado vida y sonido a este instrumento en Estella.
Lamentablemente Demetrio Romano fallecía un 29 de noviembre de 1911, hace ahora exactamente un siglo, con tan sólo 47 años, lo que nos privó de nuevas producciones y exhibiciones musicales. De haber vivido algo más tiempo seguramente que ahora conoceríamos alguna foto suya de mejor calidad que lo que hoy conocemos, y tendríamos de él una biografía con mucha más información que la que de este músico ha llegado hasta nuestros días, que si de algo peca es de escasa.
Sirva este reportaje, como he dicho antes, para poner en su sitio a Demetrio, o al menos para contribuir a ello. Y quien dice a Demetrio, dice también a Julián; y quien dice a los Romano, dice a los Gaiteros de Estella; y con ellos a la gaita como instrumento musical, cuya enseñanza parece no tener cabida en las Escuelas de Música. Para todos ellos, a través de la figura de Demetrio Romano, nuestro reconocimiento y nuestro homenaje por esa labor incansable e impagable.
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