4 DE JULIO DE 2011

SANFERMINES DESDE 1881

Texto: Fernando Hualde

Cartel de 1881

El Gran Hotel La Perla recoge en un blog (laperlasanfermines.blogspot.com) la historia de los Sanfermines, año a año, desde 1881.

La casualidad quiso que allá en el mes de junio de 1881 la ciudad conociese dos novedades; hubo dos nacimientos, y ambos, 130 años después, siguen vivos y gozando de una salud envidiable. Por un lado, en la Plaza del Castillo abría sus puertas una fonda de viajeros con servicio de restaurante; era la Fonda La Perla. Y por otro lado, después de siglos anunciándose el programa de fiestas a base de pregones y grandes carteles, el Ayuntamiento de Pamplona dio el paso de editar el programa de mano. Y justo es decir que la edición del programa en formato de folleto se tradujo en un esfuerzo por hacer un cartel artístico que sirviese de portada, en el que apareció el color y en el que poco a poco los artistas locales fueron exhibiendo su arte.
El Gran Hotel La Perla, antaño Fonda La Perla, ha querido ahora aprovechar este 130 aniversario obsequiando a la ciudad, y al mundo entero, con un blog –laperlasanfermines.blogspot.com- en el que se recogen, año a año, la historia de los 130 sanfermines que este hotel ha vivido.
Este trabajo, sin duda, permite en algunos aspectos reescribir la historia de nuestras fiestas, profundizar en ellas, y acercarnos a la realidad de cada año a través del relato y a través de las imágenes y los documentos correspondientes a cada año.
Desde 1881 hasta hoy las fiestas han evolucionado en las formas, pero manteniendo su esencia. Actos como las vísperas, la procesión, las dianas, los gigantes, el encierro, las corridas de toros, los fuegos artificiales, el toro de fuego, o la octava, por poner algunos ejemplos, nunca han estado ausentes en estos ciento treinta años. A cambio en ese mismo tiempo hemos visto aparecer y desaparecer el Riau Riau, las carreras de velocípedos, los torneos de fútbol, las barracas políticas, el bombero-torero, y al propio Hemingway, por poner algunos ejemplos. Hemos visto desaparecer los conciertos matinales del teatro, los repiques de campanas anunciando el inicio de las fiestas, a los militares en la procesión, y a otros muchos detalles de aquella Pamplona decimonónica. Hemos visto aparecer el cohete anunciador de las fiestas, el alarde de txistularis, la indumentaria blanca y roja, el paseo de autoridades previo al encierro reconociendo el estado del recorrido, el Pobre de Mí, las peñas (sucesoras de las cuadrillas que había en el XIX), la novillada, la corrida de rejones, o al concurso de recortadores. Y a su vez, el crecimiento de la ciudad, ha ido forzando el emplazamiento itinerante de las barracas, incluso de los propios escenarios de la fiesta. Hemos visto modificar los horarios del encierro y de la corrida de toros, y también la ciudad ha asistido a una prolongación progresiva de los días de fiesta hasta unir las vísperas del día 6 con la octava del día 14.


Cohete anunciador

Uno de los elementos nuevos de los Sanfermines que han surgido en estos ciento treinta años ha sido el txupinazo, o chupinazo (estallido de un chupín). El repaso detallado que se hace en este nuevo blog, nos permite conocer que fue en 1889 cuando por vez primera se utilizaron cohetes para anunciar las fiestas.
Era habitual en aquella segunda mitad del siglo XIX que el Ayuntamiento sacase a concurso la pirotecnia de cada edición sanferminera. No menos habitual era que la mayoría de los años se le fuese adjudicada a la familia Berástegui, de Pamplona; no por favoritismo local, sino porque al evitarse el desplazamiento permitía ofrecer un precio mejor. Pero lo cierto es que el resto de pirotecnias (de Madrid, Zaragoza, Vitoria, Salamanca, etc.) acabaron mejorando sus ofertas para poder ser más competitivas, y en 1889 a Ciriaco Berástegui, viendo el peligro que corría su “monopolio”, decidió mejorar también su oferta, y para ello ofreció al Ayuntamiento, que además de lanzar una extraordinaria colección de fuegos, se ofrecía a disparar cohetes anunciando el inicio de cada acto que hubiese en el programa de fiestas, y también el disparo de unos cohetes para anunciar el inicio de las fiestas.
Ciertamente el consistorio pamplonés le volvió a adjudicar a él, pero le sustituyeron su oferta de tirar bombas y cohetes anunciando cada uno de los actos, por el de tirar todo ello junto anunciando el inicio de las fiestas. Les había gustado la idea del pirotécnico. Y es así como las fiestas de 1889 se anunciaron con 60 bombas y más de 300 cohetes, disparados simultáneamente desde diferentes puntos de la ciudad. Así empezó la historia del cohete, con la evolución que todos conocemos.

Cartel de 2011

¿Hemingway culpable?

En más de una ocasión hemos visto como a Hemingway se le echa la culpa de la cantidad de extranjeros que vienen a Pamplona, como si eso fuese algo malo. Frente a esta acusación hay que tener en cuenta algunos detalles.
Hemingway viene por vez primera a Pamplona en 1923 enviado por el semanario canadiense Toronto Star. Es decir, viene como consecuencia de la fama internacional que ya entonces tenían las fiestas de Pamplona.
Tampoco hay que olvidar que Hemingway nació en 1899, y que ese año, muy lejos de las influencias suyas, había en los Sanfermines más de cuarenta periodistas extranjeros acreditados, lo cual no sucedía en ninguna otra ciudad en varios cientos de kilómetros a la redonda.
Y diez años antes de nacer el Premio Nóbel estadounidense, en 1889, el Ayuntamiento de Pamplona ya pagaba a la Rondalla Pamplonesa para que se situasen delante de La Perla y del Maisonnave para que rondasen a los extranjeros que llenaban esas fondas.


El encierro más largo

Y así podríamos seguir con mil detalles de los que podemos encontrar en el blog, descubriendo que en 1937 y 1938, aunque a causa de la guerra se suspendieron las fiestas sí que hubo funciones religiosas e incluso en los diferentes frentes de combate hubo algunos actos sanfermineros.
Tampoco faltan situaciones curiosas. ¿Saben ustedes cual es el encierro más largo que se conoce?. Se vivió en 1886. Aquél 11 de julio un toro de la ganadería de Mazpule, tras recorrer las calles de la ciudad con el resto de sus compañeros, y una vez dentro del coso, se negó a entrar en los toriles. Fue necesario desalojar en primer lugar el ruedo, y posteriormente la plaza. Fue una tarea muy difícil y complicada, que no culminó con éxito hasta las doce y media de la mañana, que es cuando se le pudo poner un lazo al astado y arrastrarlo hasta el interior del corral. El hecho de haber estado el toro más de seis horas en el ruedo dio mucho de qué hablar ese día. Incluso por la tarde llegó a haber una estampida de gente en el Paseo de Valencia ante el rumor de que ese mismo toro se había escapado de la plaza.
En fin, son algunas de las pinceladas y chascarrillos que nos ofrece este nuevo blog; hay unos cientos más, como para estar una semana entera leyendo y no acabar de leerlos. Y ya de paso podemos conocer todos los carteles, ver cómo eran las entradas de toros, fotos de la mayoría de los años, todo tipo de impresos…
Es todavía un blog incompleto, pero que en breve será la mayor base de datos que jamás han conocido las fiestas de San Fermín, ni ninguna otra fiesta.
Felices fiestas.

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