18 DE JULIO DE 2011

IZAGAONDOA
EXPOSICIÓN ETNOGRÁFICA EN IRISO

Texto y fotos: Fernando Hualde



Hasta finales de septiembre puede verse en la iglesia de Iriso una completa exposición sobre la etnografía del valle de Izagaondoa.

Ahora que han quedado atrás las fiestas de San Fermín, y para quienes sus obligaciones o compromisos laborales no les permite irse de vacaciones, vamos a proponer hoy una escapada interesante. El objetivo va a ser el valle de Izagaondoa, y dentro de este, aún vamos a afinar más: la iglesia de la localidad de Iriso acoge este verano una exposición etnográfica que merece ser visitada con detenimiento.
La muestra que hoy recomendamos, organizada por el Grupo Cultural Valle de Izagaondoa (www.valledeizagaondoa.com), se abrió el pasado 26 de junio y estará abierta hasta el 25 de septiembre, pudiéndose visitar todos los sábados y domingos, así como los días festivos, de 12 a 14 horas, y lo sábados también por la tarde (de 19 a 21 horas). La entrada es gratuita, si bien los organizadores sugieren que quien lo desee aporte la voluntad, dinero este, el que se recaude, que permitirá sufragar los gastos que ha acarreado el montaje de esta muestra, que no son nada desdeñables si tenemos en cuenta que, en un perfecto caso de simbiosis, a este grupo cultural el Arzobispado les ha cedido la iglesia para esta ocasión y ellos la van a devolver en un estado de conservación claramente mejorado gracias a la limpieza a la que la han sometido, tanto su interior como su exterior, así como el entorno y los accesos.


Calendario medieval

La exposición cuenta con un hilo conductor de lujo, que es otro de los muchos tesoros ocultos que esconde este valle. Me refiero al calendario medieval, en pintura, que decora un arco fajón en la vecina iglesia de San Martín de Tours, en Ardanaz de Izagaondoa. Ese calendario pintado en el siglo XIV, por sí solo es ya una magnífica exposición etnográfica de alto valor costumbrista. Mes a mes, nos muestra en cada uno de ellos cuales son las labores y actividades propias del mismo; el hogar, la siega, la caza, la matanza del cerdo, la vendimia… son algunos de los temas que nos pone en bandeja ese calendario medieval, y que ahora son los que han servido para guiarnos en esta exposición etnográfica. Estamos ante un recorrido por la propia vida, desde la cuna hasta la tumba. Y lo más importante de todo es que lo que allí contemplamos son piezas que han salido de las casas del valle, con la implicación de todos los vecinos, y que no son sino el reflejo del esfuerzo que se viene haciendo en los últimos años por recuperar, proteger y dar a conocer el patrimonio de Izagaondoa, que es mucho y muy valioso.
Las piezas que en la iglesia de Iriso se pueden ver son algunas de ellas, además, de un alto interés desde el punto de vista etnográfico. Pienso concretamente en un aska, o pesebre, todo él de roble; o en un arado romano trabajado en una única pieza en donde el artesano supo aprovechar la curvatura natural de la madera. Existe también alguna pieza excepcional de alfarería de Lumbier, y también una trona para dar de comer a los niños, convertible en carro de juguete. Igualmente, dentro de la colección de cencerros que se exhiben, lo más interesante son algunos de los badajos, hechos con cuernos de cabra.
Al margen de estas peculiaridades el visitante va a encontrarse con el mundo de las pesas y medidas, con el de la muerte, con la escuela, la siega, el pastoreo, la carpintería, la caza, los aparejos de las caballerías, el nacimiento, la vida en el hogar, y otras muchas más cosas que sin duda a mucha gente de una cierta edad le va a retrotraer a la infancia o a la juventud.


Una reflexión

Salta a la vista que el esfuerzo que se ha hecho por parte del Grupo Cultural Valle de Izagaondoa es de sobresaliente, y merece ser compensado con una visita. Fiel a sus objetivos este colectivo cultural logra con ello una puesta en valor de la memoria del valle a través de piezas antiguas, utilizando para ello un hilo conductor etnográfico aún más antiguo, y en un espacio, como lo es la iglesia de Iriso, cuya antigüedad supera a todo lo demás. No se ha podido hacer mejor desde el punto de vista de la intencionalidad. Creo, además, que estamos ante un ejemplo clarísimo de lo que puede ser en otros municipios una línea de colaboración entre el Arzobispado, propietario de numerosas iglesias y ermitas cerradas, y los intereses culturales y patrimoniales de cada lugar. Izagaondoa da en esto una lección a imitar, y creo que hay que felicitar a ambas partes por el acierto que han tenido. Es obvio que con esta exposición quien ha salido ganando es el patrimonio de Izagaondoa; ha habido una labor de difusión cultural importante, y hay una iglesia que de no ser por esta exposición seguiría en ese proceso de deterioro al que estaba sometida desde hace varios años, pues los vecinos se han ocupado de ponerla en condiciones para acoger esta muestra, con todo lo que ello ha conllevado de arreglos en la cubierta, eliminación de goteras, limpieza a fondo en su exterior y en su interior, adecentamiento del entorno (estaba rodeada de maleza), y otros muchos detalles que solo conocen quienes han trabajado estos meses en ello.
Tal vez, simbolizando todo ello, en la exposición se nos enseña una muestra de lo que fue el viejo retablo, para que podamos ver en qué se queda el patrimonio si no se atiende, se cuida y se mima. Es toda una invitación a reflexionar. Todo el valle de Izagaondoa es un llamamiento a la reflexión. Preocupa, y mucho, el estado de la iglesia de Guerguitiain, cuya restauración hace unas semanas estaba garantizada, y que sin embargo hoy se intuye que vuelve a estar pendiente de un hilo. Y podríamos hablar de otras iglesias del valle, y de fuentes medievales, nevera, molino, de las ruinas del castillo de Leguín, y de otros elementos arquitectónicos de gran valor.
Frente a todo ese deterioro, afortunadamente, hay un equipo de personas que no conocen la palabra indiferencia, y que además alzan su voz, trabajan incansablemente, y que sé que tanto ayer, como hoy, como mañana, van a ser esa chinita en el zapato de quien tenga la responsabilidad sobre la conservación y gestión del patrimonio en Navarra. Y en esto no caben treguas ni concesiones, mucho menos cuando se lucha contra el paso del tiempo.
Mi felicitación al Grupo Cultural del Valle de Izagaondoa por esta lección magistral que nos dan desde la iglesia de Iriso. Hay muchas lecciones detrás de esta exposición. Visita obligada.

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