6 DE MARZO DE 2011

SUBSUELO SIN FRONTERAS
HOY SE CELEBRA EL DÍA DE LAS CUEVAS

Texto y foto: Fernando Hualde

Cueva de Zugarramurdi (Navarra)


Hoy se celebra la II Jornada del Día de las Cuevas; es una ocasión única para acercarnos a nuestro subsuelo y descubrir paisajes sorprendentes y espectaculares, obra del agua, que nos acercan a numerosas parcelas de nuestro patrimonio.

            La historia, nuestra historia, da mil vueltas. Lo estamos viendo continuamente, en el día a día. Nuestras fronteras cambian a golpe de conquistas y reconquistas, a capricho del gobernante de turno; particularmente nosotros vivimos administrativamente rodeados de fronteras, siempre caprichosas, que vienen a decirnos que nosotros pertenecemos a un país, y en cambio ese vecino con el que llevamos siglos conviviendo y comunicándonos con la misma lengua, pertenece a otro país.
            Pero lo curioso es que con mucha frecuencia vivimos ajenos a que bajo nuestros pies hay otro mundo, un mundo espectacular, un mundo que estuvo humanizado, lleno de leyendas y de magia, que nos habla de culturas pastoriles que han pervivido hasta hace cuatro días, que nos habla de una fauna diferente a la que no estamos acostumbrados a ver, con ríos de agua increíblemente transparente, con salas en las que podríamos meter todo un estadio como el Santiago Bernabeu, con miles de kilómetros de galerías, y con oquedades que las gotas de agua han sido tallando y moldeando caprichosamente durante miles y millones de años. Es un mundo sin fronteras, frágil, con vestigios humanos que se corresponden con épocas en las que los países estaban por inventar. Cuando esto escribo, tengo en mi mente a todo ese mundo kárstico de Larra, en el que cuando uno se adentra en sus entrañas nunca sabe si está en territorio navarro, en territorio bearnés, o bajo tierra xuberotarra; allí no hay frontera que valga. Son cuevas, simas, galerías…, de aquí y de allí; donde la piedra siempre fue aitz para quien les dio vida. Todo un paraíso natural que está aquí, bajo nuestros pies. Sin ir más lejos.


Cuevas hermanadas

            Hoy, 6 de marzo, se celebra la II Jornada del Día de la Cuevas del Pirineo y de la Cornisa Cantábrica. Hay ocho cuevas, que tienen en común el hecho de estar cuidadas, protegidas, gestionadas y preparadas para ser visitadas, que se han hermanado ofreciéndonos un recurso turístico basado en el escrupuloso respeto al medio natural. Se trata de las cuevas de Sorginen Lezea (Zugarramurdi), Ikaburu (Urdax – Urdazubi), y Mendukilo (Astitz), en Navarra; la de Sara, en Lapurdi; las de Arrikrutz (Oñati), y Ekainberri (Zestoa), en Guipúzkoa; y las de Pozalagua y Kobenkoba (Karrantza), en Vizcaya.
            Acercarse a este conjunto de cuevas es acercarse a la geología, a la paleontología, a la historia, a la antropología, a las leyendas, y a otras muchas parcelas de nuestro patrimonio. Allí hay que ir con los cinco sentidos. Todas estas cuevas, en su conjunto, configuran una enciclopedia, una gran centro natural de interpretación de nuestro pasado. Cada una de ellas nos muestra una asignatura.

            En la localidad navarra de Zugarramurdi encontramos una zona de karst superficial horadada por el arroyo Infernuko Errota, allí hay que saber ver con la imaginación a las brujas reunidas en akelarre; y con esa imagen trasladarse a lo que hace cuatro siglos se vivió en esa localidad. Aquellas paredes nos hablan de inquisición, de procesos brujeriles, de autos de fe, de hogueras en las que se quemaba a vivos y a muertos, de caravanas de mulas, de reconciliaciones, y de infinidad de historias que, junto a la cueva, se interpretan perfectamente en el Museo de las Brujas.
            En Urdax (Navarra), no muy lejos del viejo monasterio de San Salvador, acompañaremos en esa cueva de Ikaburu a las aguas de la regata Urtxume, que nos mostrarán todo lo que es capaz de hacer el agua, artesana y artista, a base de años, de siglos y de milenios. Por el exterior discurre una de las rutas menores a Santiago de Compostela más importantes y cuidadas.
            Mendukilo es visita obligada. Allí, en el término de Astiz (Navarra), lo que hasta no hace mucho fue usado como establo para el ganado, ha sido recuperado, y con gran mérito, como un recurso turístico de primera clase. Nadie va a quedar indiferente ante lo que allí vea, ante esas tres salas: Artzainzulo (refugio de pastores), Laminosin (sala de los lagos, en donde es fácil imaginarse a las lamias peinándose espejo en mano), y Herensugearen Gotorlekua (la morada del mitológico dragón Herensuge, el de las tres cabezas).
            La visita a la cueva de Sara (Lapurdi), en la comarca de Xareta, nos invita a tratar de adentrarnos en lo que pudieron ser los orígenes del pueblo vasco, y en toda esa rica mitología que se incrusta y difumina en esos mismos orígenes. Prehistoria y mitología se dan la mano en un marco único. Un espectáculo de Luz y Sonido, inspirado en las investigaciones del sacerdote y antropólogo José Miguel de Barandiarán, son la guinda de una visita marcada por el escrupuloso respeto a la colonia de murciélagos que allí habita.
            En Oñati (Gipuzkoa) la cueva de Arrikrutz es toda una exhibición de lo que puede llegar a ser un complejo kárstico de roca caliza, con todo su entramado laberíntico de galerías. Allí se encontró al primer León de las Cavernas, entiéndase que hablo de sus restos óseos. El río subterráneo, las estalactitas, y esas tremendas salas talladas por el agua, convierten la visita a esta cueva en garantía total de salir lleno de satisfacción.
            En la localidad guipuzcoana de Zestoa nos espera otra maravilla, la cueva de Ekainberri. De todas estas cuevas que aquí se exponen ésta es la que nos va a hacer irnos con la sensación de que la prehistoria habita allí. En sus paredes está la prueba. Hace 13000 años el ser humano dejó su impronta en esas paredes policromando en ellas figuras de caballos, osos, ciervos, y bisontes; y allí sigue todo. El 7 de julio de 2008 la Unesco declaraba a esta cueva Patrimonio Mundial de la Humanidad.
            En tierras vizcaínas, en Ranero, término de Karrantza, dentro del Parque Natural de Armañón, está la cueva de Pozalagua. Otro capricho de la naturaleza. Sorprende descubrir cómo las estalactitas, inexplicablemente, se pasan aquí a la gravedad por el arco del triunfo; crecen y se entremezclan en todas las direcciones; hay que ver la Sala de Versalles, es un espectáculo que no puede dejar de verse. Este tipo de estalactitas excéntricas sitúan a la cueva de Pozalagua en el primer paraíso natural a nivel mundial. Es una pena que muchas veces desconozcamos, o no valoremos, este tipo de maravillas tan próximas a nosotros.
            Y ligada a esta última de Pozalagua está la octava cueva de este hermanamiento, la de Kobenkoba. Es el primer centro de interpretación del arte rupestre paleolítico de Europa, instalado en uno de los escenarios en los que los seres humanos dieron rienda suelta a sus primeras expresiones artísticas. Es uno de esos lugares en los que por mucha literatura bonita que empleemos para describirlo, siempre la realidad nos va a impresionar mucho más.

            Sin duda hay muchas más cuevas, y simas, y galerías. Hoy nos centramos en estas ocho, que son las que han dado el paso de hermanarse, de organizarse, de promocionarse conjuntamente. Son cuevas que nos esperan; y que además esperan de nosotros que nuestra visita sea respetuosa con todo el entorno. Quien quiera más información sobre ellas (horarios, accesos, teléfonos, etc.), puede acceder a través de Internet a www.lurpea.com
            Bienvenidos a este subsuelo sin fronteras.

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