3 DE ENERO DE 2011

HEMINGWAY
CINCUENTA AÑOS SIN ÉL

Texto: Fernando Hualde

1925 - Hemingway, a la izquierda, en la terraza del Café Iruña

El próximo mes de julio se cumplirán 50 años del fallecimiento del escritor y Premio Nobel, Ernest Hemingway. La huella de su paso por Pamplona y por Navarra es digna de tener en cuenta.

En vísperas de las fiestas de San Fermín de 1961 una noticia sorprendía y sobrecogía a los pamploneses, y con ellos al mundo entero; Ernest Hemingway se había quitado la vida. Utilizando el viejo lenguaje periodístico, el escritor norteamericano había fallecido “víctima de resolución fatal”.
Hacía tan solo siete años que le habían galardonado con el Premio Nobel de Literatura, máximo reconocimiento al que puede aspirar un escritor. Sus libros se traducían ya en ese momento a decenas de idiomas.
Navarra había sido uno de sus destinos preferidos. Sabemos con seguridad que al menos en diez ocasiones nos visitó, nueve de ellas en Sanfermines; y vamos sabiendo ya, en base a los testimonios que se van recogiendo, que alguna visita sanferminera estamos dejando de contar, lo que nos permite intuir que en los años cincuenta pudo visitarnos hasta en cinco ocasiones, frente a las dos reconocidas oficialmente por los biógrafos, que fueron las de 1953 y 1959.

1923 - Así era Hemingway cuando conoció Pamplona

Simbiosis

Cierto es que las fiestas de San Fermín recibieron una promoción internacional muy importante gracias a la obra literaria y a las aportaciones periodísticas de papá Hemingway; nadie puede dudarlo. Pero tan cierto como eso es que el beneficio fue recíproco, que él sin los Sanfermines tal vez no hubiese sido el mismo; no hay que olvidar que su primera novela importante, “Fiesta – The Sun Also Rises”, está ambientada en estas fiestas, y que de alguna manera los Sanfermines y la fiesta de los toros marcan ya a futuro una parte respetable de su obra en la que el arte de la tauromaquia, como filosofía de vida, es la base de todo.
A esto hay que añadir que ya en sus últimos años de vida, y muy especialmente en estos cincuenta años posteriores a su muerte que en julio cumpliremos, la figura y la obra de Hemingway han alcanzado unas cotas de popularidad nunca imaginables, y básicamente gracias a ese altavoz mediático internacional que son las fiestas de Pamplona. Es como si él con sus visitas a Navarra y con sus escritos publicitarios de los Sanfermines, hubiese invertido en garantizar su promoción a futuro; seguramente que él no pensó en ello, ni mucho menos, pero la realidad ha sido esa. Contribuyó Hemingway a que las fiestas de San Fermín fuesen todavía más famosas a nivel mundial; esa fama que han alcanzado provoca cada año la presencia de cientos de medios de comunicación de todo el mundo; lo cual, a su vez, se traduce en que en los cinco continentes Pamplona y Hemingway, con los Sanfermines como nexo de unión, tienen una presencia mediática que muchas marcas turísticas quisieran para sí. Hemingway vende.
Ya sabemos de sobra, y se nos repite machaconamente por tierra, mar y aire, que Pamplona es algo más que los Sanfermines; igual que sabemos que los Sanfermines son algo más que el encierro de los toros. Sabemos también que Hemingway tampoco era desde el punto de vista humano un modelo de virtudes. Y, aunque la razón nos acompaña en todas estas percepciones, hay ante nosotros una realidad aplastante que nos hace reconocer que gracias a Hemingway, y gracias al encierro, Pamplona y Navarra gozan de una promoción turística gratuita que es la envidia de miles de ciudades y de destinos turísticos. Eso es así. Nos guste o no nos guste. Y esto, puesto que nos viene dado, hay que saber rentabilizarlo.

1959 - Hemingway en su último viaje a Pamplona

1961 – 2011

Así pues, este año se cumplen cincuenta años de la desaparición física de Ernest Hemingway. Hace dos años, en 2009, conmemorábamos los cincuenta años de su última visita a Navarra, y los actos conmemorativos que para ello se hicieron, pese a las críticas recibidas (especialmente el I Concurso Internacional de Dobles e Imitadores de Hemingway), hay que admitir que nunca se había obtenido tanto beneficio publicitario por tan poco dinero.
Este año todo hace pensar que puede ser diferente desde el punto de vista institucional. Doy por hecho que las elecciones municipales y provinciales, a celebrar antes de los Sanfermines, van a ser un freno a la hora de organizar nada; y los nuevos responsables que surjan de estos comicios evidentemente no van a tener tiempo de maniobrar.
A cambio, es de esperar, como ya sucedió en 1999 (centenario del nacimiento de Hemingway) y en 2009 (cincuenta aniversario de su última visita a Navarra), que este año la figura de Hemingway vuelva a ser protagonista en las fiestas de San Fermín; tal vez no lo sea a nivel de calle, pero sí que lo va a ser a nivel de medios de comunicación de todo el mundo.
Y una vez que pase el 2011 tenemos por delante varios años sin nada que conmemorar en torno a la figura del escritor norteamericano. Por ello, es importante saber aprovechar y rentabilizar estas efemérides, por mucho que a algunas personas les parezca excesivo el bombo que se le da a este personaje. Bastante más preocupante y lamentable es el bombo que se le da a tirarse desde lo alto de una fuente con las graves consecuencias que eso llegar a tener para algunas personas.
Tenemos una ruta turística dedicada a Hemingway que hay que promocionar; tenemos una novela suya, “Fiesta”, que sigue siendo una publicidad permanente en miles de librerías y bibliotecas de todo el mundo; tenemos en nuestra historia un personaje controvertido que a nadie deja indiferente, que vende en los cinco continentes, que atrae y moviliza a miles de personas, no necesariamente amantes de la literatura; y tenemos y padecemos una crisis económica que nos está invitando a no mirar para otro lado, sino a saber aprovechar lo que el caprichoso destino nos ha puesto en bandeja.
En los últimos cuatro Sanfermines, inclusive los que vienen, hemos tenido cuatro ocasiones de conmemorar algo vinculado a nuestra historia. El año 2008 tuvimos el centenario de la muerte de Pablo Sarasate; el año 2009 nos trajo el cincuenta aniversario de la última estancia en Navarra de Ernest Hemingway; el 2010 se nos ha ido repleto de actos conmemorativos del 150 aniversario de nuestros Gigantes y Cabezudos; y este 2011 nos trae el medio siglo de la desaparición de Hemingway. Después nos espera una larga sequía de conmemoraciones.
Es de desear que este último año sepamos estar a la altura de lo que tenemos por delante.

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