TUDELA
CITA TURÍSTICA
Texto: Fernando Hualde
La Expo 2008 de Zaragoza pone este año a la ciudad de Tudela en una situación privilegiada a la hora de aprovechar la afluencia turística que genere, en torno al agua, este evento organizado por la capital aragonesa.
La Expo de Zaragoza ya está, como quien dice, calentando motores. Se prevé una afluencia importante de visitantes, y con toda seguridad va a tener la celebración de este evento una considerable repercusión en todo el entorno, o por lo menos en ese entorno inmediato que realmente merezca la pena desde un punto de vista turístico. Y allí, en ese entorno de interés, unida a Zaragoza por el cauce del Ebro, encontramos a la ciudad navarra de Tudela, que desde un primer momento ha tenido el acierto de entender que esta Expo no le es ajena, que el agua es un recurso que a ella también le afecta de lleno, que hay una proximidad geográfica, y que desde un punto de vista turístico tiene mucho que decir, y más aún que ofrecer.
Ayer mismo, al amparo de la temática central de la Expo 2008, concluyeron en el Palacio Decanal de Tudela unas “Jornadas sobre el Agua en la Ribera”, organizadas por el Centro Castel Ruiz bajo la coordinación de David Alegría; unas jornadas que sirvieron para mirarse en ese espejo que es la historia en donde se descubre la importancia que siempre ha tenido el agua, como también la sigue teniendo ahora, así como la gestión de la misma. Y a partir de ahora el esfuerzo de la capital de la Mejana, y de la Ribera de Navarra, debe de centrarse –como ya se está haciendo- en saber aprovechar este evento para captar el mayor número posible de visitantes y para promocionarse turísticamente de la forma más eficaz.
Tudela tiene recursos sobrados para erigirse en motor de dinamización turística en la parte sur de esta “tierra de diversidad” que es Navarra. Bardenas, Senda Viva, la Catedral de Tudela, el balneario de Fitero, las cuevas de Valtierra, el Bocal, y un interminable número de palacios, museos, iglesias, ermitas…, configuran en la Ribera de Navarra un paquete turístico de primer orden que se ve enriquecido por la convivencia de distintas culturas y del mestizaje montaña-ribera al que dieron pie las almadías y la trashumancia.
Monumentos
Y dentro de todo este paquete está la propia ciudad de Tudela, con una situación privilegiada en el eje del Ebro, justo entre Zaragoza y Logroño, con una inmejorable accesibilidad a través de la Autopista Vasco-Aragonesa y de la A-15 navarra.
No voy aquí a hacer un repaso exhaustivo de todo lo que nos ofrece Tudela para ver, pues afortunadamente es mucho, y existen ya guías que lo explican con toda riqueza de detalles. Pero sí que quisiera esbozar cuatro pinceladas, las suficientes para tratar de llamar la atención de quien no conoce Tudela, o de quien la conoce muy superficialmente, con el sano objetivo de despertarle el gusanillo de acercarse a conocerla en sus rincones, en sus detalles, en sus fachadas palaciegas, en sus calles estrechas y frescas, en su amplia y decorada Plaza de los Fueros, en sus monumentos, en su puente sobre el Ebro con diecisiete ojos, en su riqueza gastronómica –que es envidia del mundo entero-, y en mil detalles que son los que al final cautivan y fidelizan al visitante.
Dentro de su casco urbano brilla con luz propia la Catedral, antigua Colegiata de Santa María la Blanca, y siglos antes Mezquita Mayor. El templo, como se recordará, recientemente ha sido sometido a un proceso de restauración integral que permite mostrarlo hoy en todo su esplendor artístico y arquitectónico. Merece deleitarse ante su Puerta del Juicio, toda una representación artística del libro del Génesis, en donde se escenifica el juicio final. Estamos ante un templo que, a través de sus diversos estilos arquitectónicos, refleja a la perfección la historia de Tudela, plural en sus culturas.
Impacta contemplar en la plaza de San Jaime el interior del Palacio Decanal, que alberga el Museo de Tudela, y que en su tiempo fue centro de acogida para reyes y papas. Y quien quiera ver una buena pinacoteca yo le recomendaría el Museo Muñoz Sola, que recoge y exhibe no solamente la extraordinaria obra pictórica de este pintor tudelano, sino también toda la colección de cuadros que fue recopilando a lo largo de su vida.
Dentro del patrimonio arquitectónico religioso, además de la Catedral, son de obligada visita la iglesia románica de la Magdalena, declarada Monumento Nacional; la iglesia de San Jorge el Real, con lienzos de Vicente Berdusán y con un espectacular escudo de alabastro; la iglesia barroca denominada de la Enseñanza; y la iglesia de San Nicolás, originariamente románica, que durante dos años acogió los restos mortales del monarca navarro Sancho VII el Fuerte.
Sin desligarnos de la religión, aunque cambiándonos de una a otra, resulta también obligado callejear por la Judería Vétula y la Judería Nueva, con sus clásicos callejones de casas estrechas y altas. Mención especial a la figura de Benjamín de Tudela, viajero incansable.
Y en lo que a arquitectura civil se refiere, al margen del edificio del Ayuntamiento en la Plaza Vieja, destaca el Palacio del Marqués de San Adrián, renacentista, con su patio, su escalera, sus pinturas, su fachada de ladrillo, y su alero de madera. Un bello ejemplo del estilo barroco lo encontramos en el Palacio Marqués de Huarte, con doble escalera imperial coronada con una cúpula elíptica, en cuyo interior cobija el patrimonio documental de la ciudad: archivo y biblioteca.
Está también la Casa del Almirante, con dos magníficos balcones; y como construcción única está la Torre de Monreal, una torre defensiva construida en el siglo XII que acoge la cámara oscura.
En fin, que la ciudad de Tudela está llena de excusas para ser visitada. Y lo que es mejor, está lista para recibir al turismo que le espera. Ya sabemos que la Expo 2008 es algo temporal, pero merece la pena hacer un gran esfuerzo para captar ahora visitantes, sabiendo que un porcentaje importante de ellos han de repetir visita y han de traer a más gente, fenómeno este ineludiblemente ligado a todas las exposiciones internacionales, mundiales de fútbol, etc.
Mientras tanto, a los navarros nos queda esa asignatura pendiente de ir descubriendo y conociendo nuestra propia comunidad; y es un buen momento para acercarse a Tudela, para acercarse a la Ribera de Navarra, con los cinco sentidos.
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