11 DE ENERO DE 2009

AIBAR / OIBAR
HISTORIA Y ETNOGRAFÍA

Texto: Fernando Hualde



            La historiadora Rosa Iziz Elarre, ayudada por varios colaboradores, es la autora de dos tomos dedicados a recoger la historia y la etnografía de Aibar; una obra editorial de gran envergadura, que ha de ser referencia para otros municipios.

El pasado mes de diciembre se presentaba en Aibar un interesante trabajo editorial de Altaffaylla Kultur Taldea que llevaba como título “Aibar – Oibar”, dividido en dos volúmenes, el primero de ellos sobre la historia de esta villa, y el segundo sobre su etnografía. La autora de este trabajo es Rosa Iziz Elarre; y el equipo de personas que ha colaborado con ella está compuesto por Álvaro Aldunate Sada, Ana Iziz Elarre, Iñigo Aldunate Burguete, José Úriz Baztán, y Luis Burguete Lacalle, que dedicaron ambos libros “a la memoria de nuestros antepasados, que nos legaron sus costumbres, tradiciones y sabiduría popular”.
Estos dos tomos, excelentemente diseñados, maquetados, impresos y presentados, cuentan con el patrocinio del Ayuntamiento de Aibar, y con la colaboración del Departamento de Cultura y Turismo del Gobierno de Navarra y de la Fundación CAN. Y no hay que olvidar tampoco, sino destacar, el DVD que va anexo al primero de los tomos, un vídeo que ve la luz gracias al buen hacer de Julio Martínez Sola.


Referencia

Queda pues, en estas primeras líneas, la ficha de estos dos tomos, obligada a la hora de hablar de ellos. Pero…, vamos ahora al contenido.
Para empezar, me gustaría que cada ayuntamiento navarro se hiciese con un ejemplar de esta obra. Puede alguno decir que a su pueblo no le interesa especialmente la historia de Aibar; lo sé, puedo entenderlo, pero le adelanto que a su pueblo sí que le interesa cómo han hecho en Aibar para recoger en dos libros toda su historia y su etnografía. La obra editorial “Aibar – Oibar” entiendo que debiera de ser una referencia para otras localidades; una referencia, a imitar, por supuesto. Y si se me apura, casi diría que debiera de ser una obligación de cada municipio llegar a este resultado editorial con su historia y su patrimonio etnográfico; como mínimo, al menos, llegar a hacer esa labor de recogida de información y de salvaguarda del patrimonio oral; ya sabemos que muchas veces los presupuestos no son lo suficientemente boyantes como para editar un libro, pero para recoger toda la investigación y los testimonios de los vecinos para depositarlos en el archivo, para eso –digo- no hacen falta presupuestos; y es aquí donde Aibar nos acaba de marcar unas pautas. En cualquier caso, desde aquí, insto al Gobierno de Navarra a que dé prioridad en sus ayudas anuales a la edición a todos aquellos libros que vayan en la línea de apuntalar de una vez para siempre, el patrimonio de nuestros pueblos; de forma muy especial el patrimonio etnográfico, pues para el histórico, aunque muy importante, siempre hay tiempo, pues en principio los documentos que se conservan en los archivos no se mueren; mientras que para el etnográfico el tiempo juega a la contra.
Aibar, con Rosa Iziz al frente, lo ha hecho francamente bien; hay que reconocerlo con esta rotundidad, y felicitarles por ello. Esta historiadora y sus colaboradores han tenido el honor de aportarle a esta localidad su primera historia escrita. Y, como digo, más honor cabe aún al haber sido capaces de recoger todo el patrimonio oral que ha sido posible, que es patrimonio inmaterial e intangible, y que queda recogido en el segundo de los volúmenes.
Secciones como la dedicada a los juegos y juguetes, a las festividades religiosas y populares, a la medicina que hoy llaman “alternativa”, a los refranes, coplas, oraciones…, recogen en el segundo tomo una parcela importante del patrimonio de Aibar, que en muy pocos años hubiese sido ya imposible de recogerlo; esto es algo que lo estamos viendo día a día, y pueblo a pueblo. Pasa lo mismo con el rico vocabulario que en forma de diccionarios, o de glosarios, queda en estos libros recogido, en muchos caso reforzado con fotografías. Y los oficios de antaño, y las formas de vida, y los ritos vitales, y las herramientas de trabajo, y determinadas tradiciones, y la toponimia, y los remedios caseros de nuestras abuelas, y las viejas fotografías, y tantos y tantos detalles…; todo ha quedado aquí expuesto con calificación de sobresaliente, tras haber sido recogido en base a una metodología no menos sobresaliente.
Se aprecia un trabajo intenso, bien coordinado, bien planteado, y bastante completo; hay además una buena redacción, y el despliegue fotográfico que se ha hecho para llenar los dos tomos es encomiable. Lo más importante es que ya está hecho, hecho para siempre, y que en consecuencia se ha cumplido con los principios básicos de investigación, recopilación y difusión. Pueden y deben de estar bien contentos los aibareses, especialmente aquellos que han aportado sus conocimientos y su testimonio de vida; han de saber que ese esfuerzo que han hecho ha merecido la pena, que ese esfuerzo se ha traducido en memoria impresa, salvaguardada definitivamente. Esa es la mejor aportación que los vecinos de Aibar han podido hacer por su pueblo y por sus raíces.
Ahora, ante este resultado, solo me queda el deseo de que otras localidades de Navarra –algunas ya lo hicieron antes- tomen conciencia de la importancia que tiene un trabajo como este que ha hecho ahora Aibar, y en base a ello den prioridad a iniciativas como estas. No hay mejor inversión.


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