RONCALESES DE RENOMBRE
Texto y foto: Fernando Hualde
RONCAL.- Busto de Julián Gayarre, obra de Fructuoso Orduna. |
Aunque en siglos
diferentes, tienen en común haber nacido en la villa de Roncal, y haber
estado en la cúspide de la música y de la escultura.
Ayer, sábado, la villa de Roncal tuvo un recuerdo
hacia dos paisanos de la misma. Se trataba de dos hijos de esa localidad, ya
desaparecidos, cuya memoria poco a poco se va diluyendo, muy particularmente la
de uno de ellos, el más lejano en el tiempo.
Se trata del compositor musical Sebastián Albero
(siglo XVIII) y del laureado escultor Fructuoso Orduna (siglo XX). A este
último todavía son muchos los vecinos que lo recuerdan, incluso algunos de
ellos en su momento posaron para él. Y del primero… queda ya lejano en el
tiempo, y hay que admitir que son pocos los roncaleses que han oído hablar de
él; sin duda, no dejó la huella que un siglo después dejaría Julián Gayarre.
Sin embargo, el Ayuntamiento de Roncal ha tenido
el acierto de dedicar una jornada de recuerdo, la de ayer, hacia estos dos
ilustres hijos de la villa, cumpliendo así el compromiso adquirido en 2001 de
mantener vivo el recuerdo y la memoria de este trío artístico. Es así como ayer
se colocaron sendas placas en Roncal recordando el nacimiento allí de Fructuoso
Orduna (colocada en su casa natal, Casa Chanco) y de Sebastián Albero (colocada
en la fachada del Ayuntamiento); este sencillo acto se complementó con el baile
de un aurresku en honor de ambos, con una actuación musical de la Coral Julián
Gayarre, y con la celebración de una exposición, ambientada musicalmente con las
composiciones de Sebastián Albero, en la que pudieron verse algunas de las
obras de Fructuoso Orduna.
Sebastián Albero
Apenas hay datos de Sebastián Albero. Su apellido,
no roncalés, y su afición musical nos invitan a pensar que pudo ser hijo de
algún secretario. No hay que olvidar que en aquella época, y hasta bien entrado
el siglo XX, en la villa de Roncal el oficio de secretario del Ayuntamiento
estaba vinculado al de organista en la parroquia. Por otra parte, el nombre de
Sebastián, y la anomalía en aquella época de que se tardase cuatro día en
bautizarle, permiten también apuntar la hipótesis de que naciese en Navarzato,
localidad adscrita a la propia villa de Roncal y dependiente eclesiásticamente
de esta.
En cualquier caso nuestro hombre, cuyo nacimiento
está registrado en la villa de Roncal el 10 de junio de 1722, fue bautizado
cuatro días más tarde con el nombre de Sebastián Ramón, siendo sus padres Juan
Antonio Albero (Alvero) y Francisca Añanos Coniuges, y siendo sus abuelos
paternos Pedro de Albero y Mariana de Lunas, y los maternos Francisco de Añanos
y Orosia Romeo.
¿Fue realmente importante Sebastián Albero?,
¿hasta qué punto?. Para quien tenga alguna duda hay que dejar bien claro que,
pese a haber fallecido a la temprana edad de 33 años, Sebastián Albero está
reconocido a nivel estatal como uno de los músicos más importantes del siglo
XVIII. Fue el primer organista de la Casa Real entre los años 1748 y 1756, con
todo lo que eso implicaba en una época como aquella en la que la música lo era
todo, y en la que un organista no podía aspirar a más; ser el primer organista
de la Casa Real era lo máximo a lo que se podía llegar. Y para que nada le
faltase, el roncalés fue también músico de cámara del rey Fernando VI.
Pero volvamos a sus inicios. Con tan sólo 12 años
de edad, en 1734, el niño Sebastián se traslada a Pamplona, instalándose en
casa del músico tudelano Francisco de Alba. Ese mismo año ingresa en el Coro de
Infantes de la Catedral de Pamplona; era este un coro que requería una etapa
previa de preparación por la que Sebastián Albero no pasó, lo que permite
suponer que de Roncal se fue con un nivel musical extraordinario. A esto hay
que añadir que también a muy temprana edad destacó como clavecinista (el
clavecín era muy similar al órgano), que no deja de ser otra prueba más de que
en Roncal se había educado musicalmente con un organista de alto nivel.
La educación musical que pudo haber recibido en su
infancia, y el periodo de tiempo que estuvo en la escuela del organista José
Elías, alumno que fue de Cabanilles, ayuda a comprender la destreza que
Sebastián Albero llegó a alcanzar con el teclado tradicional español.
En Madrid contrajo matrimonio en 1747 con María
Ángela de la Calle y Alonso; llama la atención que entre los testigos que
firmaron en esta boda había algunos navarros, compañeros suyos del Coro de
Infantes de la Catedral de Pamplona, y que en la capital de la Corte vivían
entregados de lleno a la vida musical. Sebastián y María Ángela vivieron en la
calle Preciados.
Un año antes de su boda es cuando Albero fue
nombrado organista de la Corte de Fernando VI. Gracias a este detalle, que
exigía la elaboración de un currículum
de su formación musical, es por lo que hoy podemos conocer un poco mejor su
biografía.
Falleció nuestro hombre en Madrid un 30 de marzo
de 1755. De su obra musical se conservan treinta sonatas para clavicordio,
cuyos originales se conservan en la Biblioteca Marciana de Venezia, y que
fueron publicadas en 1978 en Madrid junto con otras obras tripartitas
(recercata, fuga y sonata) para teclado. Se conservan también en la Biblioteca
del Conservatorio de Madrid seis composiciones suyas para clavicordio y
pianoforte, dedicadas al rey Fernando VI.
En opinión de la investigadora Custodia Plantón,
el hecho de que Albero compusiera una colección de 30 sonatas tiene varios
paralelismos en la época; es el caso de los Treinta
essercizii per gravicémbalo de D. Scarlatti, de las Treinta variaciones de Goldberg de J.S. Bach, o de las treinta y
dos partituras sobre La Capricciosa
de Buxtehude. “Como muchas de las sonatas
de Scarlatti, las de Albero van agrupadas por partes, que guardan una relación
total y dinámica”, afirma Custodia Plantón.
Sebastián Albero tiene una calle dedicada en
Pamplona que, caprichosamente, encuentra su prolongación con la calle Julián
Gayarre.
Fructuoso Orduna
Estamos ante un personaje mucho más próximo, al
alcance de la memoria de las personas mayores de Roncal, conocido cariñosa y
popularmente por todos como el tío Fructuoso.
Nacido en la villa de Roncal el 23 de enero de 1893
del matrimonio formado por Pedro José Orduna y de Nieves Lafuente. Era el
séptimo de ocho hermanos.
En 1906 lo trasladó su familia a
Zaragoza para que pudiese dar continuidad a la afición mostrada desde muy niño
por las manualidades. Empezó en la capital aragonesa trabajando en un taller
marmolista, aunque tan sólo unos días después tuvo la suerte de instalarse en
el taller de Dionisio Lasuén. Simultaneó sus trabajos de aprendiz con los
estudios en la
Escuela Elemental de Artes Industriales, y posteriormente en la Escuela Superior.
Su especialización en la escultura le
hizo trasladarse con tan sólo veintiún años (en 1914) a Madrid, en donde entró
directamente a trabajar en el taller de Mariano Benlliure, a la vez que seguía
con sus estudios en la Escuela
de Artes y Oficios.
Sus dotes artísticas le hicieron
merecedor en 1917 de una pensión de cuatrocientos duros por parte de la Diputación Foral
de Navarra.
En 1920 obtenía en Madrid su primer
premio importante con un bronce al que tituló “Busto de roncalés”; se trataba de una medalla de tercera clase en la Exposición Nacional
de Bellas Artes; premio este que sirvió para que la Diputación Foral
de Navarra le prorrogase la ayuda económica a sus estudios artísticos.
Tan sólo un año más tarde, en 1921,
obtenía con su grupo escultórico “Post
nubila Phoebus” la medalla de oro en la Exposición Nacional
de Bellas Artes. A partir de ese momento la figura artística de Orduna pasa a
los primeros puestos cosechando éxitos por toda la geografía penínsular,
incluso en América, llegándose a considerársele como uno de los mejores
escultores del siglo XX.
Hasta la fecha se han podido censar un
total de 126 esculturas suyas; entre ellas podemos destacar los frontispicios
del palacio de la Diputación Foral, el monumento a Julián Gayarre (Pamplona y
Roncal), el monumento a San Francisco Javier (Javier), el monumento a César
Borgia (Viana), o el monumento a pedro Navarro (Garde); así como el paso
procesional del Cristo Alzado (Pamplona).
Llegó a ser socio de honor del Círculo
de Bellas Artes madrileño; y en 1962 fue nombrado académico numerario de la Academia de Bellas Artes
de San Fernando. El 18 de agosto de ese mismo año el Ayuntamiento de Roncal, de forma
unánime, le concedió el título honorífico de Hijo Predilecto de la villa de
Roncal.
Durante
el año 2001 el Ayuntamiento de Roncal impulsó una campaña para salvaguardar y
difundir la memoria de este hijo de la villa; durante ese año se realizó una
nueva catalogación de la obra escultórica de Orduna, se señalizó con una placa
su obra presente en el valle, se editaron varios boletines, se hizo una
exposición en el salón de plenos de Roncal con 15 esculturas suyas y abundante
material fotográfico, se creó un Fondo Documental, se editó un tríptico, se
hizo una importante campaña de difusión a través de los medios de comunicación,
y se culminó con un homenaje popular que incluyó una conferencia, un ofrenda
floral en el cementerio, y un acto en el frontón ante el busto de Julián
Gayarre.
Sebastián
Albero (compositor musical), Julián Gayarre (tenor), Fructuoso Orduna (escultor)…
todos ellos hijos de la villa de Roncal. A esta misma villa, a través de su
obra, han quedado también estrechamente vinculados personajes como Mariano
Benlliure (escultor) y Joaquín Sorolla (pintor), e incluso podríamos citar a
Javier Ciga (pintor), a José Ortíz Echagüe (fotógrafo), Diego Quiroga y Losada
“Marqués de Santa María del Villar” (fotógrafo), y a Alfredo Kraus (tenor).
Dicho de otra manera, la villa de Roncal se nos perfila a futuro, como una
capital artística, como un centro cultural en el que la música, la fotografía,
la pintura y la escultura están predestinadas a caminar juntas como referencia
de pasado y como recurso de futuro.
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