15 DE ABRIL DE 2012

FLORECE GUERGUITIÁIN

Texto y fotos: Fernando Hualde



Tras seis años de luchas, reuniones y gestiones, el pasado 10 de abril comenzaron en Guerguitiáin (Izagaondoa) las obras de rehabilitación de la iglesia de San Martín de Tours.

            Hace ahora seis años, desde esta sección llamábamos la atención sobre la lamentable situación que vivía en el valle de Izagaondoa la iglesia de San Martín de Tours, en el despoblado de Guerguitiáin. A una con esta denuncia pública la asociación Amigos del Románico puso también en marcha una campaña de sensibilización, a la que dio continuidad el propio Ayuntamiento de Izagaondoa, y posteriormente entidades como Astrolabio o como la actual Asociación Cultural Valle de Izagaondoa, así como no pocas personas particulares. La restauración de la iglesia románica de Guerguitiáin, obra del maestro cantero Petrus, se había convertido en un objetivo para quienes entendían que un edificio excepcional, de esas características propias del románico rural y popular, y revalorizado por la firma del maestro Petrus tallada en uno de los capiteles, no se podía dejar caer.

El maestro Petrus dejó su firma en uno de los capiteles

Ruta de Petrus

            En el mes de septiembre de 2008, de la mano de Cederna Garalur, se hizo para los ayuntamientos de Izagaondoa y de Unciti un inventario de los bienes patrimoniales de estos valles para ser utilizados como herramienta, o como producto turístico para dinamizar esta zona. Aquél inventario fue concebido como la Ruta de Petrus, creando así una marca que poco a poco se va consolidando, y que viene a recordarnos que ambos valles, y todo ese entorno de la peña de Izaga, atesoran un patrimonio artístico que está tan sólo a falta de una puesta en valor; de un patrimonio en el que el arte románico y la arquitectura popular en torno al agua se unen forjando un producto patrimonial, y potencialmente turístico, que es muy difícil de encontrar en otros lugares. Y dentro de todo este patrimonio, que combina iglesias, castillos, ermitas, torres, palacios, fuentes, neveras, molinos, puentes, canalizaciones de agua, etc.; dentro de todo este patrimonio, digo, la iglesia de San Martín de Tours (Guerguitiáin) y su autor (Petrus) se erigen como un símbolo de cohesión y de lucha por la defensa de todo este patrimonio.
            Es evidente que la causa de la restauración de la iglesia de Guerguitiáin tenía, y tiene, varias vertientes. Por un lado estaba la propia recuperación de un edificio que desde el punto de vista del románico popular tiene un valor extraordinario; ya solo por eso merecía la pena. Y por otro lado existía una necesidad social: Guerguitiáin es una referencia patrimonial; Guerguitiáin, entiéndase su iglesia, es donde han abierto y cerrado su ciclo vital decenas de generaciones de vecinos, por lo cual ya merece un respeto; Guerguitiáin puede, debe, ser epicentro de toda una actividad cultural y turística; y la recuperación de Guerguitiáin debe de ser, institucionalmente, el punto de arranque para dar vida, sentido, y contenido, a la Ruta de Petrus, que está predestinada a ser una ruta con mucho futuro. Todo ello, además, en una zona demográficamente deprimida, necesitada de un revulsivo que le devuelva la vida que un día tuvo.
            Esta era la situación de Guerguitiáin. Y en el otro lado de la balanza, o en la misma balanza, tanto da, estaba la realidad de que al Arzobispado no le podía resultar atractivo invertir en una iglesia de un lugar deshabitado, de que el Gobierno de Navarra (de donde podía venir la financiación) no era el propietario, y de que detrás de esta necesaria restauración había un costo económico.

Cabezas y motivos vegetales en la portalada

Seis años

            Entre el año 2006 y el 2012 lo que se ha vivido es un proceso de presión, de difusión, de negociación, de ilusión, ocasionalmente de decepción, y finalmente de euforia por el desenlace. En esa andadura hemos visto reuniones en abundancia, recogida de firmas, visitas de los parlamentarios, visitas de los responsables del Arzobispado, y… como en todos los sitios hay ojos, también hubo visitas no programadas del anterior consejero de Cultura y Turismo, Juan Ramón Corpas, que quiso ver con sus propios ojos el estado real de ese edificio y el mensaje artístico que hay encerrado en él, con todo lo que ello implica de transitar con un vehículo por esas pistas. Podemos decir, por tanto, que la restauración de esta iglesia es un tema que ha permanecido vivo durante estos seis años, y también en el candelero informativo, lo cual forzaba también a dar una respuesta pública a lo que era una demanda pública.
            Y entre medio de todo esto, como la argamasa que consolida la piedra, hemos podido ver el informe que sobre esta iglesia hizo el doctor en Historia, Carlos J. Martínez Alava; hemos podido ver dos buenos trabajos de Simeón Hidalgo sobre el mensaje en piedra que esconde esta obra de Petrus.
            Se ha hablado cuando había que hablar, y con firmeza, no han dolido prendas; se ha sabido guardar silencio cuando había que callar, que también eso es un arte, sobre todo cuando el cuerpo te pide otra cosa; se han puesto de acuerdo Arzobispado y Gobierno de Navarra en lo que a propiedad y responsabilidad se refiere. Y el resultado final de todo ello lo estamos viendo desde el pasado martes, 10 de abril, que es cuando se iniciaron finalmente las obras de rehabilitación de la iglesia de Guerguitiáin.

Comienzo de las obras (Foto: Simeón Hidalgo)

El futuro

            La iglesia de San Martín, ¡por fin!, se está arreglando. Creo que todos debemos de felicitarnos por ello. El proceso que se ha vivido hasta llegar a ello, en líneas generales, me atrevería a decir que es modélico (si se hiciese así en otros lugares nos evitaríamos muchos problemas). Gobierno de Navarra, Arzobispado, Ayuntamiento de Izagaondoa, Cederna, Asociación Cultural Valle de Izagaondoa, Amigos del Románico, Astrolabio… es el momento de felicitar públicamente a todos ellos. Incluso, con toda la modestia del mundo, hay que admitir que esta propia sección periodística ha puesto también su grano; alguien me dijo que estábamos siendo “como una china en el zapato”. Pues mejor.
            Y a nadie se le escapa que ahora viene la segunda parte. He de empezar por admitir que personalmente el uso que se le dé después a esta iglesia creo que es algo secundario. Sería un error admitir que se ha arreglado “a cambio de…”. Se arregla, así hay que entenderlo, por puro compromiso con nuestro patrimonio y porque, responsablemente, no podíamos dejar caer una iglesia como la de Guerguitiáin.
            Ahora bien, desde esa misma responsabilidad, se impone una reflexión sobre el uso que se le va a dar en un futuro. Hay que partir de que es un edificio, desacralizado, cuya responsabilidad recae ya plenamente en el Gobierno de Navarra, si no me equivoco. Y que sería lo más justo rentabilizar este gasto dándole un uso como dotación cultural.
            Decíamos que Guerguitiáin debe de ser el epicentro cultural y turístico de todo el área de la peña de Izaga, el símbolo de la Ruta de Petrus. Estamos en el siglo XXI, en donde hay sistemas de seguridad muy sofisticados y poco costosos; hablo de sistemas de acceso a un edificio mediante el uso de una tarjeta, hablo de cámaras y sensores de seguridad; y en consecuencia eso permite darle un uso musealizado, que sirva para interpretar pedagógicamente todo el rico patrimonio de esa zona, que sirva para determinadas dotaciones culturales (exposiciones, actuaciones corales, etc.), que sirva para recoger esas pilas bautismales, capiteles, aguabenditeras, etc., que parecen estar en algunos sitios a la espera de que el ladronzuelo de turno se los lleve.
            Y no olvidemos que en el entorno de la iglesia hay unas ruinas, con la responsabilidad civil que eso acarrea. Y según el uso que se le vaya a dar a la iglesia puede merecer la pena restaurar alguna de esas casas; tal vez consolidar el resto de las ruinas y eliminar la maleza. Las posibilidades son muchas.
            La iglesia de Guerguitiáin –que no ermita, no se empeñen algunos- tras seis años de tira y afloja se está arreglando. Petrus estará contento, pero… todavía le queda a nuestro maestro cantero alguna espina clavada; casi, casi… a tiro de arcabuz.


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