11 DE OCTUBRE DE 2010

FONDA EUROPA
HOSTELERÍA PAMPLONESA DEL XVIII AL XIX


Texto: Fernando Hualde
Fotos: Fondo Documental Erronkari
Situada en lo que hoy es el Paseo de Sarasate, la Fonda Europa atendió a sus clientes durante algo más de siglo y medio, desde 1739 hasta 1892, siendo el establecimiento hotelero más antiguo que ha conocido Pamplona.

Nada menos que ciento cincuenta y tres años son los que estuvo abierta la Fonda Europa, inicialmente con la denominación de Mesón de los Carros, en lo que hoy es el Paseo de Sarasate, a continuación del Banco de España. Pese al paso del tiempo, pues no hay que olvidar que cerró sus puertas en 1892, se ha podido reconstruir con bastante detalle no solo su historia, sino también cómo era por dentro. Y lo exponemos hoy aquí, brevemente, como un homenaje a la que durante los siglos XVIII y XIX fue la fonda más castiza de Pamplona.


Mesón de los Carros

Sería el 1 de febrero de 1737 cuando la Corporación Municipal acordó construir una “Casa de los Carros”, pues era de necesidad, además de una vivienda para el portalero del Portal de San Nicolás., junto a una oficina para el registro del vino. “Para la edificación de las instalaciones que componían la Casa de los Carreteros, o de los Carros –escribe Arazuri- se aprovecharon los amplios terrenos que desde la Casa de la Misericordia se tendían hasta cerca de la huerta de los Carmelitas y hasta la Basílica de San Ignacio, es decir, los terrenos sobre los que hoy están construidos el Banco Hispano Americano, el Banco de España, el patio comprendido entre ambos, y las casas que ostentan los números 2, 4 y 6 de la Avenida San Ignacio”.
El “complejo turístico” que allí se edificó, obra del maestro cantero Martín José de Iparraguirre, supuso entonces un importante adelante para la ciudad. Dentro de este complejo, y ocupando lo que hoy es Caja Madrid (anteriormente fue el Banco Hispano Americano), se edificó un mesón –por eso se le llamó Mesón de los Carros-. Junto a este había dos lonjas que a finales del XVIII estaban alquiladas la una a un tundidor y la otra a un tal Ramón Mur.
Y para completar este conjunto de edificaciones existía un amplio pajar, graneros para la venta de piensos a los carreteros y servicio del Mesón, caballerizas cubiertas, cuartos de albéitar, cobertizos para herrar y trabar, talleres para reparación de carros y diligencias, y fraguas para los herreros.
En 1739, el 29 de abril, se hizo entrega de la Casa de los Carros, y el Ayuntamiento acordó sacar a subasta el arriendo del Mesón de los Carros, que ese mismo año abrió sus puertas al público.
Poco conocemos de sus primeros cien años de vida; tan solo que pasó de ser una fonda muy elegante a ser una fonda mediocre y algo anticuada, tanto que, cuando en 1831 se establece el servicio de diligencias entre Tolosa y Zaragoza con parada y fonda en Pamplona, el Ayuntamiento, como propietario arrendador, discutió la conveniencia de aumentar su confort, adecentándolo en previsión de acrecentar el número de viajeros y de visitantes de la ciudad, o sea, fomentar el turismo, que diríamos hoy. En el primer cuarto del siglo XIX se usan indistintamente los nombres de Mesón de los Carros y Parador General, siendo esta última denominación la que va adquiriendo más uso, hasta relegar al primitivo.



Fonda Europa

Dentro de esta dinámica de cambio de nombres, y estando arrendado el Parador General al tolosano José Otermin, en 1850 se le bautizó de nuevo con el nombre de Fonda Otermin. Y en 1880, al pasar Niceto Lafuente al frente del negocio, se le asigna el nombre definitivo de Fonda Europa, que lo mantuvo hasta su desaparición doce años después, en 1892. Es de este periodo de denominación pomposa del que han llegado más datos hasta nuestros días.
El 15 de febrero de 1883 el diario local “Lau Buru” insertaba en sus páginas el siguiente anuncio: “En la antigua y acreditada Fonda de Europa se necesita un dependiente representante, que haya estado sirviendo en fonda, y si posee el francés será preferido caso de que haya otro solicitante”. Aprovechaban el anuncio para recordar que “en dicha fonda se sigue sirviendo toda clase de comidas a precios arreglados y también se sirven ricos vinos, tanto españoles como extranjeros”.
Unos meses más tarde, el 23 de noviembre, la Fonda Europa anunciaba “que dispone de un entendido jefe de cocina que no ha mucho prestaba sus servicios en La Perla”; evidentemente era un gran trofeo, pues la Fonda La Perla, con tan solo dos años de vida, había adquirido un prestigio por su buena cocina que para sí lo quisieran hoy día muchos restaurantes. Es por ello que un cocinero proveniente de tan afamada cantera era toda una garantía de arte culinario.
Con la adquisición de nuevo jefe de cocina la Fonda Europa abre en diciembre de 1883 “un restaurant completo en el que desde las 10 de la mañana, en adelante, se servirán almuerzos, comidas y cenas de toda clase con el mayor esmero y precio arreglados”.
El 8 de mayo de 1885 se establece allí la administración y estación de los coches que iban a Lumbier y a Sangüesa. A las 5 de la tarde salía todos los días un coche del balneario de Belascoain, para llegar tres horas más tarde a la puerta de la fonda.
La epidemia de cólera que ese año invade la península alcanzando en Navarra sus más altas cotas de incidencia durante los meses de junio, julio y agosto, obliga a las autoridades locales a cerrar las puertas de la ciudad durante un tiempo con el vano fin de salvaguardar a la población de esta enfermedad. Aquél 24 de julio la Fonda Europa tomó la determinación de no admitir huéspedes procedentes de puntos infectados por el cólera.
Finalizando el verano de ese año, y ante el leve incremento del número de coches de caballos, la Fonda Europa inaugura a finales de agosto el primer parking que ha tenido esta ciudad; es así como el 1 de septiembre de 1885 se anunciaba en la prensa que en el patio de la fonda “se admiten carros mediante el pago que en la misma se dirá”.
Unos días después, el 22 de septiembre, se tiene noticia de que por la noche entraron dos sujetos a la fonda y la emprendieron a golpes con todo lo que encontraron. Y a las 7 de la tarde del 11 de febrero de 1886 los republicanos de Pamplona celebraron un banquete para conmemorar el decimotercer aniversario de la proclamación de la república en España.
A primeros de marzo de 1886 se inauguran unos pequeños comedores, todos diferentes, en la fonda del Paseo de Valencia, “para poder servir toda clase de comidas y raciones a precios, no como fonda y restaurant, sino como una cosa mediada”. Se colocó un rótulo en la puerta de la fonda en el que se decía que para este nuevo servicio “puede llegarse cualquiera y a cualquiera hora del día o de la noche, y pedir por ejemplo una ración, y en el momento será servido; pues dicho fondista se ha propuesto poner una clase de establecimiento que no lo haya habido por el estilo en Pamplona, y digo esto –decía su dueño don Niceto Lafuente- por cuanto llegan las once de la noche y no se sabe a dónde ir a tomar un chocolate, una ración de jamón, una taza de caldo, una ración de salchichón, o en fin, una de las muchas cosas que siempre y a todas horas tendrá preparadas dicho fondista (…). Advierto que dichas habitaciones son completamente independientes de la fonda, por más que hay puertas de escape”.


Habitaciones y clientes

La Fonda Europa disponía de 36 habitaciones. Una de ellas servía de vivienda para los dueños; otra, con cuatro camas, era la habitación de las sirvientas. Las otras treinta y cuatro eran de alquiler para los clientes, y estaban repartidas en catorce individuales, dieciocho dobles, una habitación para cuatro personas y otra para seis; lo cual nos da una capacidad de sesenta plazas de alojamiento.
Entre sus clientes contó con los matadores de toros “Frascuelo”, Valentín Martín, Fernando Gómez (a) “Gallito chico”, Francisco Arjona Reyes (a) “Currito”, Rafael Molina (a) “Lagartijo”, o el diestro donostiarra Luis Mazzantini.
Allí acudió también, durante nueve años, Pablo Sarasate, en donde ya entonces empezó a arraigar la costumbre entre los pamploneses de acompañarle después de sus actuaciones hasta la fonda entre gritos y aclamaciones. Se sabe que en los Sanfermines de 1880 dio don Pablo un concierto de violín en uno de los balcones de la fonda, costumbre esta que después la consolidaría en los balcones de La Perla. Inolvidable en los balcones de la Fonda Europa fue la noche del 3 de julio de 1882, en la que el violinista Pablo Sarasate y el tenor Julián Gayarre hicieron las delicias de cuantos se agolpaban para escucharles.
Otros clientes de la Fonda Europa fueron el compositor Ruperto Chapí; el maestro Manuel Pérez segundo director de la orquesta del Teatro Real; o el libretista Ramos Carrión.
Finalmente la muerte de don Niceto Lafuente, dueño de la Fonda Europa, la fuerza que había adquirido el Hotel La Perla, y la inauguración el 28 de junio de 1891 en la parte trasera de esta fonda del “Gran Hotel Universal” –nombre muy pomposo para la corta vida que tuvo- por don Gorgonio Zuza, supusieron el puntillazo definitivo para que la viuda de don Niceto pusiese el punto final en 1892 a ciento cincuenta y tres años de servicio esmerado a la ciudad de Pamplona.

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