CORPUS CHRISTI
UNA FIESTA RELIGIOSA CON ARRAIGO
Texto y fotos: Fernando Hualde
Hoy se celebra la festividad del Corpus Christi, una vieja tradición religiosa que data del siglo XIII, y que en Navarra tuvo su primera expresión en 1317 con la creación de la cofradía del Córpore Christi.
Las entrevistas que poco a poco, a lo largo de toda la geografía foral, se están haciendo para recoger el patrimonio oral de Navarra, una de las muchas cosas que nos permiten descubrir es el arraigo que la festividad del Corpus Christi ha tenido, y sigue teniendo, en esta tierra. Ya sabemos que Navarra no es diferente a otras zonas o regiones, que no es equiparable a Toledo, por poner un ejemplo, pero desde un punto de vista etnográfico esta es una de las muchas parcelas de la religiosidad popular cuya memoria debemos de salvaguardar, tanto más sabiendo que es una solemnidad que va siempre acompañada de ritos y expresiones populares de calle que no llegan a verse en otras festividades y que poco a poco se van perdiendo.
Por las calles
Tal día como hoy, en pueblos y ciudades de toda Navarra, las custodias con el Santísimo saldrán a la calle bajo palio en un momento cargado de solemnidad, con bandas de música, con repique de campanas, con desfile de cruces parroquiales, con estandartes, con niños y niñas vestidos de primera comunión, con colgaduras en los balcones, con clérigos revestidos, con la hierba y los pétalos de flor tapizando el paso del Santísimo, con el pueblo liso y llano entonando canciones piadosas dedicadas “al amor de los amores”…; allí, en medio de todo ese ambiente, estarán los diferentes gremios: los labradores, los chocolateros, los cereros… como signo y testimonio del pasado gremial que tuvo antaño Pamplona, y con ella las principales localidades navarras; allí estarán las diferentes cofradías y congregaciones religiosas: Hermandad de la Pasión, Adoración Nocturna, Congregación de Esclavos de Santa María, Cofradía de la Virgen del Pilar, Hermandad de Labradores, Hermandad del Rocío, y muchas más. Por delante de ellos, en el caso de Pamplona, irán los danzantes de San Lorenzo, y tampoco faltarán con sus danzas los infanticos. No cabe más solemnidad.
En los pueblos navarros los cortejos procesionales suelen ser bastante menos pomposos que en la capital, pero no por ello menos solemnes. Y en ellos hay que añadir el encanto de los altares, las cubrecamas en ventanas y balcones, u otro tipo de colgaduras que solo ven la luz en el día de hoy.
Los ancianos de hoy, según se puede ver en las entrevistas que van a configurar el Archivo del Patrimonio Oral de Navarra, tienen un recuerdo mágico de esta festividad; recuerdan con nostalgia aquellos vistosos altares con los que cada barrio saludaba el paso del Santísimo; recuerdan que para ellos, niños, era el momento de ver a aquellos rudo labradores, ataviados todos los días del año con abarcas, bombachos y boina, vestidos este día con traje y corbata, sujetando la vela con aquellas rudas manos; era también el momento de ver a todos rodilla en tierra ante el paso de la custodia con el Santísimo, que luego regresaba al sagrario de la parroquia bajo los sones del Tantum ergo y el olor del incienso. Era una mañana de sensaciones, casi siempre se estrenaba algo de ropa, y había comida especial.
Historia
La festividad del Corpus Christi data del siglo XIII. Era el 8 de septiembre de 1264 cuando el papa Urbano IV, amante de la Eucaristía, publicó la bula Transiturus en la que instituyó la festividad del Corpus Christi, como fiesta en la que poder expresar un culto público a la eucaristía; y a la vez dispuso que esta fiesta se celebrase el jueves después del domingo de la Santísima Trinidad, que a su vez se corresponde con el jueves siguiente al octavo domingo después del Domingo de Resurrección, o lo que es lo mismo, sesenta días después del Domingo de Resurrección.
Curiosamente Urbano IV falleció tres semanas después de proclamar esta fiesta, lo que de alguna manera se tradujo en un aplazamiento de su arranque con fuerza, por decirlo de alguna manera. El papa Clemente V fue el que en 1306 hizo suya la bula de su antecesor, y consiguió que en el Concilio General de Viena, celebrado en 1311, la Iglesia adoptase definitivamente esta fiesta.
Seis años más tarde, en 1317, y de la mano de Juan XXII, se promulga una recopilación de leyes que hace que esta fiesta se extienda por todo el mundo; y es así como ese mismo año el obispo Arnaldo de Barbazán creaba ya en Pamplona la Cofradía del Corpore Christi, también llamada del Santísimo Sacramento, con el objetivo claro y bien definido de promover el culto al Santísimo Sacramento, y también de socorrer a las viudas pobres, que era todo un problema en la sociedad de entonces; llegó a tener en Pamplona esta cofradía en el siglo XVII hasta tres hospitales para atender y cuidar de las viudas.
Es a partir del siglo XIV cuando surgen las procesiones en torno a esta festividad. Los papas Martín V y Eugenio IV anunciaron indulgencias para quienes participasen en ellas, y el propio Juan Pablo II hizo un llamamiento especial para darle solemnidad a este día a través de las procesiones públicas.
En Navarra las procesiones se extendieron por toda la geografía. Tuvieron entonces muchos elementos y signos que hoy se consideran perdidos. Por ejemplo, lo que todavía hoy en muchos pueblos son los altares, su origen lo encontramos siglos atrás con la colocación de los altares de reposo, en donde los portadores colocaban la custodia y descansaban mientras allí se escenificaba un auto sacramental (una pequeña comedia, para que nos entendamos), en la que nunca faltaban unas danzas al son del atabal y del tamboril.
Tampoco faltaban las salvas de honor disparadas con trabucos y arcabuces, unas veces en la calle, otras dentro de la iglesia; ni faltaban en cada casa las mejores galas en su fachada, se colocaban las colchas de la cama, sábanas, o colgaduras expresamente bordadas para la ocasión.
En Pamplona, como pasaba en otras ciudades, la Catedral tenía sus gigantes hechos a base de madera y cartón, que salían en la procesión acompañando al Santísimo y danzando en torno a él. Por lo general estos gigantes representaban a reyes de diferentes puntos de la tierra, y lo que escenificaban con sus danzas era la sumisión del poder terrenal al poder de Dios, que todo debía de girar en torno a Dios. Junto a estos gigantes era frecuente que hubiese otras figuras más pequeñas, de cabeza grande, y muy vivarachos, que representaban a los diablos y a los maleficios; en otros casos era una sierpe, o una tarasca, una especie de dragón fantasioso. Probablemente esto nos ayude a entender a lo que hoy son las comparsas de gigantes, particularmente los gigantes y cabezudos de Pamplona, construidos en 1860 y 1890 respectivamente.
En Lerín hay una vieja leyenda que nos dice que un día del Corpus, no se sabe cuando, un tal Ben Jude, de religión judía, cometió el sacrilegio de robar una forma consagrada arrojándola posteriormente a un pozo; se dice que el agua del pozo, inexplicablemente, subió hasta la superficie, y sobre ella apareció flotando la forma, blanca y limpia, sin mojarse ni disolverse. Y desde entonces en Lerín se celebra el Corpusillo, una procesión idéntica a la del Corpus, que sale a la calle al día siguiente de la del Corpus Chisti como acto de desagravio por lo que aquél judío hizo y en recuerdo del milagro que allí, en aquél pozo, sucedió.
En Carcastillo existió también la costumbre, y probablemente en otros muchos pueblos navarros, de poner prendas de vestir, sábanas, mantas… en el suelo de la calle, para que el sacerdote que era portador de la custodia las fuese pisando, de tal manera que después esas ropas se ponían a los enfermos con la esperanza de que sanasen.
Lo más habitual, y así se sigue haciendo, es que se alfombrase el suelo antes de pasar el Santísimo, con hierba, juncos, pétalos de flor, etc., que después se recogían de nuevo y se quemaban en las hogueras de San Juan. Esto sólo se dejaba de hacer si durante la procesión llovía, pues se entendía que esa hierba mojada era señal inequívoca de que se avecinaba para ese año una buena cosecha.
En la actualidad aquél famoso dicho de “tres jueves hay en el año, que relucen más que el sol, Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión”, ya no tiene sentido. En los años ochenta la festividad del Corpus se empezó a eliminar en los calendarios laborales; y ante esta dificultad, con la excepción de aquellos sitios en los que era una fiesta especialmente arraigada, la Iglesia optó por trasladarla al domingo siguiente.
Así pues, hoy repicarán de nuevo las campanas de las iglesias, y se alfombrarán las calles, y saldrá la custodia. Un año más.
Hola.
ResponderEliminarTe invito a que eches un vistazo a: http://yorkart-fotos.blogspot.com/search/label/FOTOS%20DE%20LERIN-EL%20CORPUS
para, si te parece, ver algunas fotos del último día del Corpus en Lerín.
Un saludo.
J. York