Texto: Fernando Hualde
Tudela es una de esas poblaciones navarras que ha tenido la gran suerte de haber recuperado buena parte de su historia gracias al meritorio trabajo de investigadores locales de la talla de José Mª Iribarren, José Ramón Castro Alava, Luis Mª Marín Royo, Mariano Sainz, o Jesús Martínez Escalada, por citar tan sólo a algunos.
Es precisamente el último de los mencionados quien nos ha acercado a la historia menuda de cada una de las rúas tudelanas; y nosotros hoy, desde estas páginas vamos a lanzar una mirada retrospectiva, en su historia escrita y en su historia gráfica, a la entrañable calle del Portal.
De la mano ilustrada de Jesús Martínez Escalada, auténtico experto en la historia de Tudela y autoridad incuestionable en lo que respecta a la historia de sus calles como lo acredita su abundante bibliografía sobre el callejero tudelano, vamos a acercarnos hoy a una de las rúas más entrañables del casco antiguo de la capital ribera; nos referimos a la calle del Portal, una calle entrañable, retorcida, de gran valor monumental en su arquitectura, y que pone límite a la Catedral por uno de sus laterales.
Y lo vamos a hacer, no descubriendo nada nuevo pues Martínez Escalada ha exprimido ya al máximo su historia, pero sí aportando a la historia de esta calle tudelana un conjunto de fotografías, las que ilustran este reportaje, que son las que en definitiva van a contribuir a incrementar la riqueza patrimonial de la calle del Portal, y las que, a su vez, servirán a más de uno para dirigir una mirada retrospectiva, impregnada de añoranza, a aquella Tudela de su infancia.
De Verjas a Caldereros
Sabemos de esta calle que hasta bien avanzada la segunda mitad del siglo XIX se le conocía con el nombre de calle de “los Peones”, por ser en ella donde se concentraban todas las mañanas los jornaleros para contratar el jornal diario en labores agrícolas.
Fue en 1871 cuando se le asignó el nombre actual de calle del Portal, y si así se le bautizó fue porque en esta calle se encuentra en el portal, es decir, está atravesada por un soportal –bajo el cual pasa la calle- formado por un conjunto arquitectónico de dos arcos góticos que dan cobijo y resguardo a la Puerta de la Virgen , que es una de las tres puertas que permiten el acceso a la Catedral de Tudela.
La calle del Portal, que comienza en “Las Verjas” y acaba en Caldereros después de dejar en su subsuelo al Mediavilla, está claramente dividida en dos partes; la primera de ellas sube desde “Verjas” hasta el Portal, y la otra baja desde allí hasta el Río Mediavilla (actualmente cubierto) y acaba con una pequeña subida que le lleva hasta Caldereros. Y es precisamente el primer tramo el que conservó hasta mayo de 1893 el nombre de “Cuesta de los Lagos”. Ese año ambos tramos se unificaron en el callejero, convirtiéndose en una calle única, con el nombre de “el Portal”.
Destacan en esta calle toda una serie de palacetes y viviendas de ladrillo de gran valor monumental, cada uno con su historia, sus sagas familiares, y sus peculiaridades. Jesús Martínez Escalada en su libro “La historia de Tudela contada por sus calles” (1999), libro éste que no debiera de faltar en ningún hogar tudelano, nos ayuda a hacer el recorrido de esta calle a través de sus edificios más señalados. Y empieza aludiendo al edificio que hace esquina con la calle de Verjas, del siglo XVIII, todo un caserón que acoge en su interior una monumental escalera. En esta casa nació en el año 1719 Pedro Castejón y Salazar, que fuera marqués de González de Castejón, y Secretario de Estado de Marina durante el reinado de Carlos III.
Otra casa que no tiene desperdicio es la de “Arguedicas”, que perteneció al mayorazgo de los Arguedas, y que hoy se puede apreciar en toda su monumentalidad con su huerto adosado.
También es obligado citar a las casas de los números 22 y 28, no por lo que son sino por lo que fueron. Se trata de dos edificios barrocos con fachada de ladrillo, muy al estilo de la tierra, pero que lamentablemente han sufrido muchas modificaciones desfigurando su anterior aspecto.
Y dejo para el final la casa solariega de la saga de los “La Bastida ”, haciendo esquina con la calle del Pontarrón. Estamos ante un monumental edificio de ladrillo sobre base de piedra, de la primera mitad del siglo XVIII. Su soberbia escalera interior dieciochesca y el aspecto señorial de su fachada son un buen reflejo de lo que esta casa fue en tiempos de Benigno Labastida y Resa, su fundador, que falleció en Tudela el 5 de junio de 1782. Aunque parece que no todos los miembros de esta familia gozaron de la misma opulencia, como fue el caso de Marcelo y de su tío Cenón que, siendo miembros de la Milicia de Caballería, poseían un único caballo para los dos.
En fin, esta es a grandes rasgos la historia de una calle, la del Portal, que año tras año, y así durante siglos, ha acogido sobre su trazado el paso de los cortejos procesionales más populares de Tudela, como es el caso de la procesión del Santo Entierro el día de Viernes Santo, o la del Corpus Christi, o la de Santa Ana cada 26 de julio. Y que ha acogido también, en su estrechéz de rua medieval, el discurrir de la vida cotidiana de sus vecinos, fuesen nobles o plebeyos, jornaleros o burgueses, de antaño o de ahora.
La calle del Portal acoge en uno de sus extremos toda una joya de la arquitectura románica; se trata de la parroquia de Todo parece indicar que este templó se edificó sobre otro de estilo mozárabe. Tampoco está del todo claro pero hay indicios que nos llevan a sospechar que este templo acogió, o al menos mantuvo, una leprosería y un hospital del gremio de los zapateros. Se sabe que en el siglo XVI –así nos lo recuerda Martínez Escalada- “esta iglesia medieval se remodeló construyéndose en esta época la dos capillas laterales de Santa Ana y de Nuestra Señora de Luce esta iglesia una bella portada de medio punto con cuatro arquivoltas. Un “Cristo Majestad” preside la puerta desde el tímpano. Lo más emblemático de su exterior es la torre, de no mucha altura, pero del más puro estilo románico; de planta cuadrada y dividida en cuatro cuerpos. En su interior destaca el retablo mayor, del siglo XVI, al que hoy vemos como uno de los conjuntos monumentales del Renacimiento navarro más esbelto y artístico que se conserva en nuestra tierra. Pero lo más conocido de la iglesia de |
No hay comentarios:
Publicar un comentario