24 DE MAYO DE 2009

ALDUDE
CUNA DE BERTSOLARIS

Texto: Fernando Hualde



La belleza y la paz de este valle bajo-navarro han inspirado en los últimos cien años cantos de alabanza y de admiración, en lengua vasca, improvisados por algunos pastores como el mítico Xalbador.

El muchacho estaba allí, junto a la ventana. En el interior de la taberna de Angelesenea, en Urepele, dos pastores improvisaban y entonaban unos versos en el idioma de la tierra, el euskera. A aquél joven pastor, que asistía boquiabierto, por vez primera, y en directo, a esta modalidad de canto, lo que estaba viendo y escuchando no se le antojó difícil; aprovechando un pequeño silencio, y sobreponiéndose a su timidez, Fernando Aire, del caserío Xalbadorenea, improvisó unos versos en voz alta desde el marco de la ventana. Los asistentes, admirados, escucharon en silencio, y el muchacho, al acabar, avergonzado por su atrevimiento, salió corriendo hacia su etxola (cabaña de pastor). Era el año 1936. Fue así como, en pleno corazón de Aldude, el mítico bertsolari Xalbador iniciaba su andadura hacia la fama.
Lo cierto es que este valle del Pirineo bajonavarro, perteneciente al estado francés desde 1512, y desvinculado política, que no afectivamente, de Navarra desde esa misma fecha, reúne unas condiciones de belleza y armonía capaces de despertar la vocación de poeta y bertsolari a cualquier alma mínimamente sensible. Fernando Aire “Xalbador” (Urepele), Félix Hiriarte (Banka), Joannes Harriet “Premundo” (Aldude)…, son algunos destacados ejemplos.
Cualquiera de sus cuatro pueblos (Banka, Aldude, Urepele y Esnazu) goza de la calma necesaria y de la envergadura histórica que un poeta necesita. Sería suficiente con pasear el cuerpo y la mente por Kintoa, paraje exótico de este valle, para inspirarse y declamar los más bellos poemas. Xalbador supo hacerlo, supo improvisar y cantar a su pueblo, a su iglesia, a su monte, a sus gentes; es necesario acercarse hasta Aldude para comprenderlo.

Kintoa o Quinto Real
            Kintoa, tambien llamado Quinto Real (en español) o Pays Quint (en francés). El nombre de este idílico paraje tiene su origen en el impuesto que antiguamente pagaban los extranjeros al Reino de Navarra por utilizar estos montes reales como lugar de pasto para el ganado porcino. Únicamente estaban exentos del pago del kinto los vecinos del valle de Erro.
            Kintoa ha sido, desde antiguo, tradicional zona de conflicto entre los núcleos de población que en ambas vertientes limitan con este macizo montañoso. El uso de los pastos, fundamentalmente, y la explotación agraria y forestal, en menor medida, han originado innumerables desavenencias entre baigorrianos y balderranos, con la participación esporádica de Roncesvalles, Valcarlos y Baztán.
            Actualmente, dentro de Kintoa, los vecinos de Aldudes (actual territorio francés) utilizan de forma exclusiva la franja existente entre la divisoria de aguas y la frontera (perteneciente a la actual provincia de Navarra). Este uso se compensa por parte del gobierno francés con el pago de una renta al gobierno español, cuyo importe se distribuye entre los valles de Baztán (48%) y Erro (52%). La firma de diversos acuerdos de facería entre Baigorri y Erro permite a los rebaños de Aldude utilizar los pastos de Sorogain (valle de Erro), condicionado a un control y al pago de una renta. La entrada de los rebaños a Erro, conocida como la marca de Urepel, es hoy una bonita fiesta de hermandad.

Por el valle
Personalmente recomiendo a quien quiera visitar este valle de Aldude (o Aldudes, o Alduides) que acceda al mismo desde la localidad navarra de Eugui, remontando el cauce del Arga hasta rebasar su nacedero en pleno Quinto Real, o Kintoa. Uniendo ambas vertientes se extiende este territorio histórico de tan caprichoso nombre. Detén aquí tu paso; el susurro de las hojas, el caudal del riachuelo, la melodía de las esquilas, la imagen furtiva del ciervo…, nos hablan de historia, de derechos de pasto, de impuestos, de guerras y de hermandades, de límites y de leyendas… No tengas prisa. Disfruta de ese lugar.
Desde el collado de Urkiaga descendemos hasta Esnazu, que se nos muestra pequeño y coqueto. Tras el mostrador de su hotel, Annie Laxague me hablaba en una ocasión del valle de Aldude: “aquí se vive de la ganadería y de la agricultura; la industria prácticamente no existe, exceptuando alguna producción de paté y alguna pequeña piscifactoria”. Se lamentaba también de la situación del vascuence que, aunque todos lo entienden, “los pequeños entre sí usan el francés, aunque en casa no existe otro idioma que el euskera”. En Esnazu quedan ya muy pocos niños; hoy la vieja escuela se ha convertido en un secadero de quesos. Annie rememoraba la tradición contrabandista del valle, y la contrastaba con la poca relación que hay ahora con los pueblos del otro lado de la muga. Esta relación se mantiene todavía con la celebración de la marca de Urepele, en mayo, que es cuando acuden con los rebaños en fiesta de hermandad al paraje navarro de Sorogain, en el valle de Erro.
Especial atención merece el retablo barroco de la iglesia de Esnazu por su rica policromía. Declarado monumento de interés artístico. El retablo se construyó en el siglo XVIII, En 1888 fue comprado a la antigua iglesia de Larressore, siendo restaurado entonces por un artista de Pamplona, que lo dejó en el estado que actualmente se puede ver.
Detrás de la iglesia está casa Chotro, escenario a finales del siglo XVIII del fusilamiento de dos sacerdotes a quienes la fe y el honor les llevó a derramar su sangre en la misma casa en la que fue bautizado anteriormente el abad Arranbide.
La localidad de Urepele, unos kilómetros más adelante, asistió atónita en 1976 a la muerte, en el momento de su homenaje, de un bertsolari único en su género: Xalbador. Una gran estela le recuerda en la entrada del pueblo.
Aldude, partido por el río Errobi (Nive del Aldudes), es la capital del valle. Llama la atención en la plaza el extraño conjunto arquitectónico que forman el ayuntamiento y la iglesia anexionados en un único bloque. En el atrio de entrada a la parroquia… y al ayuntamiento, una curiosa piedra (saka-harria, o piedra de saque) nos trae a la memoria el juego de laxoa (antiguo juego de pelota desaparecido en 1952), que requería el uso de guantes de cuero, y que nos obliga a citar a Perkain, el más famoso jugador de pelota de todos los tiempos, nacido en esta villa.
El último pueblo es Banka. Las ruinas de una antigua e importante fundición de cobre instalada en el siglo XVIII sobre otra explotación de origen romano nos habla de su pasado industrial. El pueblo es sencillo. Sorprende la estridencia de sus campanas en duro contraste con la tranquilidad del camposanto que rodea la iglesia.
Este es Aldude. Percibe…, siente…, no tengas prisa.


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