21 DE JUNIO DE 2009

MARQUÉS DE VILLENA
EL ACADÉMICO DE MARCILLA

Texto: Fernando Hualde



Muchos navarros desconocen que el fundador y primer director de la Real Academia de la Lengua Española, el Marqués de Villena, nació en la villa de Marcilla. Hacemos hoy un breve repaso a su biografía.

Me proponía hace unos días un vecino de Marcilla que le dedicase uno de los reportajes a un personaje nacido en esa villa y que está inmerso en el más injusto de los anonimatos. Ya le expliqué aquello de que yo era poco amigo de virreyes y de todas esas cosas, pero que por encima de todo está la historia; y no cabe duda de que este personaje forma parte de ella, y de que es una pieza muy interesante del patrimonio de Marcilla y de Navarra.
 Nos situamos en la segunda mitad del siglo XVII y primer cuarto del XVIII. Su nombre era Juan Manuel Fernández Pacheco. Su pedigrí, tan importante en aquella época, sobre todo si se tiene en cuenta que las responsabilidades de gobierno estaban reservadas exclusivamente a los nobles, nos decía que era Marqués de Villena; Duque de Escalona; Marqués de Moya; Grande de España de primera clase; Caballero de la insigne Orden del Toisón de Oro; Virrey y Capitán General de los Reinos de Navarra, Aragón, Cataluña, Sicilia y Nápoles; Mayordomo Mayor del rey Felipe V; y fundador y primer director de la Real Academia Española, cargo este último al que accedió el 6 de julio de 1713 y en el que permaneció hasta su muerte el 29 de junio de 1725.


Fundador de la Academia

Se dice que cuando marchaba su padre, Diego López-Pacheco Girón, hacia Pamplona a tomar posesión del cargo de Virrey de Navarra tuvieron que detenerse en la localidad de Marcilla para que su mujer, Juana de Zúñiga Portocarrero, ya cumplida en su embarazo, pudiese dar a luz. Era el año 1650, un 8 de septiembre, según indica el folio 101 del libro de bautismos de esa parroquia; fue el vicario Domingo Férriz Moreno quien le bautizó en la capilla del palacio del Marqués de Falces con los nombres de Juan Manuel María de la Aurora. Es así como el destino quiso que quien habría de ser en un futuro fundador de la Real Academia de la Lengua Española, naciese en esta villa de Marcilla.
Perdió a su madre cuando tan sólo tenía dos años de edad, y un año después fallecía su padre. Dicen también que de su educación, hasta cumplir los 14 años, se hizo cargo un tío suyo, clérigo y obispo de Cuenca, quien tuvo a bien inculcarle al sobrino un especial interés por la literatura y por las lenguas clásicas. No sospechaba entonces su tío que unos años más tarde el sobrino iba a estar al frente de un equipo de 24 intelectuales elaborando el primer Diccionario de la Lengua Española, llamado entonces Diccionario de Autoridades. Lamentablemente el Marqués de Villena no llegó a ver publicado ese primer diccionario compuesto de seis tomos. Falleció un año antes de que esto sucediese.
No cabe duda de que hay otros muchos aspectos curiosos en la biografía del Marqués de Villena; son facetas de su vida que tienen más que ver con la milicia y con la política. Pero lo que realmente le da una proyección cultural es su condición de fundador de la Real Academia Española (RAE) y, si se me apura, también su condición de impulsor del primer diccionario. La iniciativa de todo esto viene a consecuencia de la propuesta que el rey Felipe V le hizo al de Marcilla.
Así pues la RAE, con 24 sillones, se fundó en el año 1713 por parte del Marqués de Villena con el objetivo, según rezan sus estatutos, de “fijar las voces y vocablos de la lengua castellana en su mayor propiedad, elegancia y pureza”. El 3 de octubre de 1714 es cuando Felipe V, mediante una Real Cédula acoge a la Academia bajo su “amparo y Real protección”. Aquella Real Academia se creó a semejanza de las existentes en Italia y Francia, y se entendió entonces que había una necesidad de consolidar y regular ese momento de gloria que estaban viviendo las letras españolas desde el siglo XVI.
Aquél grupo de primeros académicos buscaron un lema para la RAE que de alguna manera plasmase los objetivos fundacionales de esa institución; es así como desde entonces el “Limpia, fija y da esplendor” ha sido el nexo de unión de todos los académicos que han ocupado los sillones de la Academia en estos últimos trescientos años.


Intelectual

            Al margen de su interesante faceta de académico, el Marqués de Villena cuando contaba con 26 años de edad era ya considerado como una de las personas más cultas del país. En tan sólo cuatro pinceladas podemos decir de este hijo de Marcilla participó en Hungría y en Italia en diferentes expediciones militares, en donde obtuvo méritos sobrados para que le designasen Virrey de Navarra, de Aragón y de Cataluña.
            Poco después, con la llegada de Felipe V al trono se posicionó abiertamente a favor de la nueva dinastía, y este gesto se lo premió el monarca con un nuevo nombramiento: Virrey de Nápoles, siendo en aquél lugar donde las tropas imperiales lo encarcelaron, volviendo a la península ibérica en 1711. Al rey le faltó tiempo para nombrarle Mayordomo Mayor, a la vez que le liberaba dentro de ese cargo de todo tipo de trabajos, con el ruego de que ocupase su tiempo en seguir estudiando.
            Esta es a grandes rasgos la biografía de un personaje que es desconocido para la mayoría de los navarros y que hoy rescatamos en esta sección.

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