20 DE SEPTIEMBRE DE 2009

MONTEAGUDO
PATRIMONIO EN TORNO A LA VIRGEN DEL CAMINO

Texto: Fernando Hualde


Durante dos semanas la Casa de Cultura de Monteagudo ha acogido una exposición relacionada con la imagen de la Virgen del Camino, cuya imagen se venera en esa localidad, al menos, desde hace más de siete siglos.


Desde el día 8 hasta el 20 de septiembre la Casa de Cultura de Monteagudo ha acogido una exposición cuyo contenido estaba centrado en el arte, la historia, y las tradiciones que en esta villa existen en torno a la Virgen del Camino. El Ayuntamiento de Monteagudo, los Padres Agustinos Recoletos, y los propios vecinos de la villa ribera, han hecho un esfuerzo conjunto para exponer, por vez primera, un número considerable de piezas que, en muchos casos, bien por seguridad, o bien por pertenecer a particulares, no están habitualmente expuestas al gran público. Y esta ha sido la ocasión para contemplar todo esto en su conjunto, para verlo todo en un único contexto. Allí ha estado la propia imagen de la Virgen del Camino, coronas, mantos, estampas, reproducciones, láminas, libros, novenas, fotografías, partituras… Creo no equivocarme si digo que es la primera vez que se hace esto en Monteagudo, y espero que haya servido para entender que no debe de ser la última. Este tipo de iniciativas en el cien por cien de los casos son bien aceptadas por el vecindario, y también en el cien por cien de los casos sirven para ayudar a tomar conciencia de la importancia que tiene el patrimonio histórico y cultural como referencia de pasado para proyectar el futuro.


Una exposición como la que ayer se clausuró en Monteagudo, en este caso sobre patrimonio religioso e histórico, debiera de ser considerada como una obligación organizar periódicamente algo similar. Sería bueno que el resto de pueblos del entorno tomasen buena nota de este paso patrimonial tan importante que acaba de dar este mes Monteagudo. El patrimonio está para conservarlo y, sobre todo, para darlo a conocer; y en este caso eso es lo que se ha hecho, no sólo los vecinos han dispuesto de un espacio físico para conocer, descubrir en muchos casos, su propia historia y su propio patrimonio religioso durante dos semanas, sino que además esto ha servido para que se hable de Monteagudo en los medios de comunicación, y que se hable además dando a conocer su historia.




Virgen del Camino


No hay que olvidar que esta localidad, por su condición fronteriza, tiene una historia rica, una historia que nos habla de su castillo, que en otro tiempo fue propiedad de doña Leonor de Guzmán, dama privada de Alfonso IX, en donde se hizo fuerte frente a las tropas del rey de Castilla, Pedro VI.


Una historia que nos habla de cuando Alfonso el Batallador, allá en el lejano año de 1114, libero a Monteagudo del incómodo dominio sarraceno. O de cómo en el año 1117 ese mismo monarca dotaba a la villa de unos fueros similares a los que Tudela tenía. Historia que nos habla de mosén Floristán de Agramont, a quien el rey Juan II en el año 1429 obsequió, como pago a su fidelidad, con la titularidad del castillo y del lugar de Monteagudo. Pero…, de todo esto y de otras muchas cosas de esta localidad ya hablaremos en futuras ocasiones. Hoy, por las circunstancias de la exposición, vamos a centrarnos en la imagen de la Virgen del Camino, protagonista en este mes de la vida cultural de Monteagudo, y protagonista durante siglos de la vida religiosa de esta localidad.


Podríamos aventurar, por la tipología de imagen –pero sin una base documental que sostenga esta hipótesis- que la imagen de la Virgen del Camino pudo ser concebida en su elaboración, al estilo de la artajonesa Virgen de Jerusalém, para servir de amuleto protector, o de estandarte de batalla, para los ejércitos cristianos. Su reducido tamaño, 53 centímetros, invita a pensar que así fue. En cualquier caso, dando fuerza a esta hipótesis está el hecho documentado de que el Señor de Monteagudo, fiel a la Corona, acompañó con sus gentes a Teobaldo II a las guerras de Palestina; y posteriormente acompañó a Carlos III el Noble, junto con todos los nobles y caballeros de Monteagudo, a las guerras de Portugal. No es de extrañar que se hiciesen acompañar de esta pequeña imagen mariana para sentirse mucho más seguros, y más protegidos, en sus combates contra los entonces denominados infieles.


Estamos ante una talla románica, de madera, y nos muestra a la Madre con el Hijo en posición frontal. Hay, sin embargo, un detalle que convierte a esta imagen en atípica, sin llegar a ser excepcional, pues volvemos a encontrar un caso similar en la Catedral de Tudela; y ese detalle lo encontramos en la indumentaria que luce la imagen. La Madre exhibe túnica, manto, y pellizcón (o sobretúnica); y el Niño lleva túnica y sobretúnica. Bastaría con que hiciésemos un repaso a toda la iconografía mariana para darnos cuenta enseguida que la imagen de Monteagudo es uno de los poquísimos casos en los que el Niño Jesús aparece ataviado con pellizcón, o sobretúnica.


Se intuye, también, que las manos han podido ser cambiadas en alguna de las reformas o restauraciones que haya podido hacerse en otro tiempo sobre esta imagen. Lo propio, por la época de la talla, hubiese sido que ella exhibiese en su mano, bien una esfera, o bien una paloma; y que el Niño estuviese bendiciendo. Pero hay que reconocer que debió de haber una época, no se sabe muy bien porqué, en la que predominó la tendencia a eliminar este tipo de simbologías; es este un fenómeno común a otras imágenes marianas navarras, y que nos introduce de lleno en el simbolismo de determinados objetos.


La primera referencia documental que encontramos en Monteagudo de la Virgen del Camino data nada menos que del año 1272, y la encontramos en el testamento de Juan Pérez de Vagón, noble, y vecino de Monteagudo. Este caballero hizo antes de morir una donación testamentaria de “cuarenta sueldos sanchetes” a favor de “la iglesia de Sancta María de Montagut del camino”. Entiéndase que esta iglesia estaba situada en lo que entonces era el Camino Real que unía Tudela con Tarazona.


La muestra que se ha podido ver este mes ha permitido a los monteagudeses captar con total nitidez cómo esa imagen románica que ha presidido la exposición en estos días de atrás, es precisamente uno de los nexos de unión de decenas de generaciones de vecinos y de familias de esa localidad. Las casas han caído en algún momento de su historia, y se han vuelto a levantar; las personas, por pura ley natural, nacen y mueren; y sin embargo esa pequeña figura de madera ha servido, y sirve, para canalizar la devoción, siglo tras siglo, de todas aquellas personas que desde el siglo XIII han dado vida e historia a Monteagudo.


Es de desear que el Ayuntamiento de esta localidad dé continuidad a este tipo de exposiciones; desde aquí les animo a ello, y les felicito por este esfuerzo que han hecho. Y es de desear que en el resto de Navarra se tome buena nota de lo que se ha hecho en Monteagudo, y se imite. Son iniciativas que no requieren grandes presupuestos, y que además se rentabilizan fácilmente. Enhorabuena a Monteagudo.



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