CALENDARIO FESTIVO DE ANTAÑO
Texto: Fernando Hualde
Foto: Javier Bergasa
Panorámica parcial de Orkoien |
Nos acercamos hoy, desde un punto de vista etnográfico, a la vida local
y cotidiana, de antaño, de esta localidad de la Cendea de Olza.
En un extremo de la Cendea de Olza,
integrada en ella, está la localidad de Orkoien, u Orcoyen. Bañada por el río
Juslapeña, dista tan sólo cinco kilómetros de Pamplona, con todo lo que ello
implica. Y cuya existencia data, al menos, desde el año 1280, que es cuando
encontramos la primera referencia documental como núcleo de población.
Lamentablemente Orkoien es una de esas localidades cuya historia está
prácticamente sin investigar, tan sólo se conocen de ella algunas pinceladas, y
sin embargo en esa historia oculta hay parcelas interesantísimas como la del
“hierro caliente”, que viene a recordarnos que en esta localidad se celebraban,
allá por el siglo XIV, las ordalías,
o “Juicios de Dios”, contra los acusados de brujería, que finalmente, para
demostrar su inocencia y quedar libres de sospecha, se les hacía cargar con el
“hierro caliente” en la basílica de San Esteban. En cualquier caso, una de las
dificultades con las que se va a encontrar el historiador que quiera profundizar
en la historia de la localidad es el hecho de que desde principios del siglo
XIII hasta la actualidad su nombre se ha llegado a escribir de diez maneras
diferentes.
Estudio etnográfico
Podríamos abordar a esta localidad
desde diversos aspectos o puntos de estudio, pero en esta ocasión vamos a
hacerlo desde el punto de vista etnográfico, a modo de aproximación a lo que
fue durante el siglo XX la vida en este lugar. Contamos para ello con un
trabajo previo realizado por los investigadores Mikel Ozkoidi, Vitoria Murillo,
Tere Pascual y Pili Armendáriz, quienes con ello realizaron un pequeño folleto,
sencillo, pero muy completo. El único defecto achacable a este trabajo, además
de alguna falta ortográfica, es la ausencia de fecha; pero teniendo en cuenta todo
lo que hay en el otro lado de la balanza, este error es imperceptible.
Estamos ante un trabajo de
investigación que lleva por título “Aintzineko bizi moduak Orkoienen – Vida
tradicional en Orcoyen”, y que se apoya en los testimonios de catorce lugareños
(Úrsula Andueza, Carlos Armendáriz, Pedro Ciaurriz, María Goñi, Gerardo
Iribarren, Carlos Istúriz, Pedro Jesús Murillo, Pilar Murillo, Emilio Sarasa,
Gaudencio Urrizola, Josefina Urrizola, Pedro Urrizola, Silvia Urrizola, y
Teresa Urrizola). Investigación, recopilación y difusión, se dan la mano en
esta labor realizada durante algo más de un año, centrada en aquellos vecinos
que habitaban Orkoien antes de su explosión demográfica, lo que permite ahondar
en las raíces mismas de las sagas familiares autóctonas, que en este caso es un
valor añadido.
Se detecta una metodología correcta,
en este caso bajo el formato de calendario festivo, que ayuda a percibir la
importancia que antaño tuvo la religiosidad popular, que todo lo impregnaba.
Tal y como indican sus autores, este
trabajo “trata de reconstruir tanto los
modos de vida como las experiencias de los sujetos activos de la historia, que
son las comunidades rurales, pero que por desgracia en la mayoría de las
ocasiones nunca son reconocidos o tratados en los libros, o en las historias
generalistas”. Así pues, con la ayuda de los informantes, han reconstruido,
oportunamente, la vida cotidiana de esta localidad; y si digo oportunamente, es
porque a corto plazo, si nadie hubiese hecho este trabajo, la información que
contiene se habría perdido para siempre.
Si al principio indicaba que Orkoien
adolece de un trabajo histórico serio y amplio, sí que al menos podemos ahora
decir que hubo, o ha habido, alguien que se preocupó de rescatar su memoria más
inmediata. Y esto segundo, debemos de tenerlo bien claro, es más importante que
lo primero; por una razón muy sencilla: los documentos existentes en los
diferentes archivos que puedan servirnos para reconstruir la historia de esta
localidad, previsiblemente dentro de unas décadas seguirán en el mismo sitio,
manteniendo abierta la posibilidad de que alguien los investigue. Por el
contrario, las fuentes de información que ahora se han empleado para rescatar
la memoria de unas formas de vida ya extinguidas, dentro de ese mismo periodo
de décadas ya no existirán. Es por ello que Orkoien debe de estar satisfecho de
que cuatro entusiastas hayan hecho este trabajo, y de que además lo hayan hecho
bien.
Calendario festivo
El calendario festivo anual de
Orkoien sigue el cronograma que marca el calendario, situando de forma
aproximada a aquellas fechas que son movibles (carnaval, cuaresma y Semana
Santa). En base a ello, y de forma muy resumida, el calendario de esta
localidad quedaría de la siguiente manera:
Nochevieja.-
Se describe la cena, así como los juegos de mesa posteriores a la misma. El día
de Año Nuevo se iba a misa, se hacía comida especial en casa, y a la tarde se
iba a rezar el rosario. La venta invitaba a una copa después del rosario.
Víspera
de Reyes (5 de enero).- Se limpiaban bien los zapatos, se les metía dentro
algo de grano, y después de cenar se colocaban en la ventana de la cocina o del
dormitorio de los padres. Además de juguetes, los Reyes Magos traían anguilas, un dulce tradicional de esta
fecha. Se comía en la cena el Rosco de Reyes; el hallazgo del haba servía para
nombrar Rey de la casa, reinado que
se mantenía durante todo el año.
Día
de Reyes (6 de enero).- Encuentro con los regalos que habían traído los
Magos de Oriente. Misa y comida. Por la tarde, después del rosario, se le ponía
al Niño Jesús (en la iglesia) un vestido rojo y se le perfumaba; y se le
despedía con la canción “Adios tierno infante”.
San
Antón (17 de enero).- Se llevaba pienso a la iglesia para bendecir; se
depositaba en cestas delante de la capilla de San Blas. Tras la bendición se
llevaba a casa y se le daba a los animales.
Candelaria
(2 de febrero).- O Candelera. Se hacía misa, y a esta se llevaba un paquete de
velas a bendecir. Una de ellas, más grande que las demás, era la que se ponía
el día de Jueves Santo en el Monumento; y el resto de velas se empleaban en las
fuesa que la familia tenía dentro de la iglesia.
San
Blas (3 de febrero).- Se hacía un rosco casero, también rosquillas, y junto
con el pan y otros variados alimentos se llevaba a la iglesia a bendecir. Para
ese día el panadero hacía un pan especial.
Carnaval.-
Los mozos hacían cuestación de alimentos por las casas el martes de Carnaval.
Llegaban a disfrazarse. Durante la guerra se prohibieron las caretas, y desde
1940 quedaron prohibidos.
Cuaresma.-
Comenzaba el miércoles de ceniza con una jornada de vigilia y ayuno; en el
rosario de la tarde se imponía la ceniza. Rosarios y Vía Crucis marcaban los
cuarenta días de la Cuaresma. Rezo diario del rosario en la escuela.
Domingo
de Pasión.- Era el domingo anterior al Domingo de Ramos. Se vestía la
iglesia de luto, y se tapaban los altares y los santos con telas negras.
Domingo
de Ramos.- Se llevaban ramos de laurel a la iglesia para ser bendecidos. Se
le besaba al cura la mano; y se hacía procesión por el atrio de la iglesia. Las
ramas eran colocadas después en los dinteles de ventanas o balcones.
Semana
Santa.- El Jueves Santo era laborable hasta la hora de misa (10 de la
mañana). Ese día se tocaban las campanas, misa con procesión, y se colocaba el
Santísimo en el Monumento. Tras la procesión se quedaban mudas las campanas. La
iglesia quedaba abierta todo el día, se hacían turnos para velar al Santísimo.
Los niños recorrían las calles haciendo sonar las tabletas, a la vez que llamaban a acudir a la iglesia.
El Viernes Santo se hacía un Vía
crucis por la mañana. Las Hijas de María velaban al Santísimo hasta las tres de
la tarde.
El Sábado Santo se hacía una misa
por la mañana. Esa tarde los niños recorrían las casas, vestido uno de obispo,
recogían alimentos y hacían una merienda.
El Domingo de Gloria (Domingo de
Resurrección) se cantaba la misa de Angelis. A la tarde vísperas cantadas y
rosario.
San
Marcos (25 de abril).- Por la mañana
temprano se hacía la rogativa de la Cruz Blanca; y de madrugada se iba en
procesión hasta allí con el Crucero de la iglesia, y se hacía la bendición de
los campos.
San
Pedro Mártir (29 de abril).- Día de la bendición de las cruces, hechas con
ramas de zugarro (olmo), que el 3 de
mayo de ponían en los campos para su protección.
Santa
Cruz (3 de mayo).- Además de la misa, se rezaban los cuatro conjuros en las
cuatro esquinas del pueblo. Por la tarde, después del rosario, se iba a poner
las cruces en los campos; se colocaban de cara al cabezón de Etxauri, y se
rezaba un Credo o un Padrenuestro al clavarlas en la tierra.
La
Ascensión.- Tras la misa se subía al coro a rezar los cuarenta credos; los
niños llevaban las cuentas de los credos rezados con los barrotes del coro.
Este día se hacían en Orkoien las primeras Comuniones.
San
Isidro.- Había misa por la mañana
para honrar al patrón de los labradores. Por la tarde algunas veces se iba a la
iglesia de San Agustín, de Pamplona, llevando el estandarte de la Hermandad de
Labradores de la cendea.
Corpus
Christi.- Se engalanaban este jueves las ventanas y balcones con sábanas
bordadas y cubrecamas. Había misa solemne y procesión por las calles del pueblo
llevando al Santísimo bajo palio. Se llevaba una vela en la mano.
San
Juan (24 de junio).- La víspera se hacía una hoguera en la era de Sastreco,
que algunos la saltaban a la vez que recitaban “San Juan, San Juanera, sarna fuera”. Queda el recuerdo de las
hojas de sauco metidas en una botella, de “tomar la Sanjuanada” en el soto de
Iza, y de las enramadas que se ponían
en algunas ventanas.
San
Pedro (29 de junio).- Fin de las clases en la escuela, con el
correspondiente acto de despedida en la misma. Exposición de trabajos manuales.
San
Fermín.- La venta era el punto de encuentro de los mozos, a las 4 de la
mañana, para subir andando a ver el encierro de los toros en Pamplona.
Santiago
(25 de julio).- Jornada de descanso en la trilla.
Octubre,
mes del Rosario.- Durante todo el mes había rosario por la mañana en la
iglesia. El primer domingo del mes, por la tarde, se hacía procesión con la
Virgen del Rosario.
Todos
los Santos (1 de noviembre).- Se comenzaba la Novena de las Almas. Se
llenaban las fuesas de velas (no había entonces costumbre de ir al cementerio).
Los chicos se juntaban para ir a recoger castañas por las casas del pueblo. El
cura regalaba una torta de pan a cada familia.
Día
de Almas (2 de noviembre).- Misa muy temprano; tres misas seguidas, una de
ellas cantada. Se rezaban los responsos en las fuesas.
Inmaculada
(8 de diciembre).- Era el día de las Hijas de María. Fin de la Novena de la
Inmaculada. Misa mayor por la mañana, y rosario y procesión por la tarde, se
engalanaban las ventanas.
Nochebuena
(24 de diciembre).- Fiesta familiar; se ponía el belén. A la gente humilde se
les daba la “limosna de Pascuas”. Para la cena se hacía fuego en el fogón, y a
cada miembro de la familia se le atribuía un leño.
Navidad
(25 de diciembre).- Misa a las nueve de la mañana. Comida especial. A la tarde
rezo del rosario y adoración del Niño.
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