28 DE DICIEMBRE DE 2008

PABLO SARASATE
PUNTO Y SEGUIDO

Texto: Fernando Hualde



            Decimos adiós a un año plagado de actos de homenaje y recuerdo a la figura musical de Pablo Sarasate, violinista pamplonés que en su modalidad fue el número uno. Su memoria ha salido reforzada tras este centenario conmemorativo de su fallecimiento.

El año 2008 toca a su fin, y con él se cierra un amplio programa de actos, oficiales y populares, que han querido honrar la memoria del violinista pamplonés Pablo Sarasate con motivo del centenario de su fallecimiento. Es difícil, muy difícil, hacer un balance de todo lo que este centenario ha supuesto; sería impensable, afortunadamente, tratar de hacer un repaso a todos los actos que ha habido este año, y ni siquiera lo vamos a intentar, aunque no por ello podemos dejar de hacer un repaso general a este año conmemorativo en el que Pamplona, y con ella Navarra entera, han sabido estar a la altura de lo que se celebraba.


Un año de homenajes

Atrás queda un año de conciertos en homenaje a Sarasate, de programas de radio, de programas de televisión; atrás queda el homenaje que se le hizo a don Pablo en la última edición de FITUR; atrás quedan folletos y pequeñas publicaciones, y también la reedición de las memorias de Altadill; queda atrás también la exposición itinerante impulsada desde el Gobierno de Navarra para los hogares navarros; y la exposición de todo su legado en el Palacio del Condestable, visita real incluida; y la ofrenda floral del Ayuntamiento de Pamplona ante su mausoleo; atrás queda el recuerdo vivo que se le hizo desde el balcón de su habitación en el Gran Hotel La Perla; y los artísticos violines que se exhibieron en el Paseo de Sarasate; y el matasellos de Correos; y los innumerables concursos escolares de dibujos y redacciones sobre él; y los concursos fotográficos, y los reportajes en prensa, y los monográficos de algunas revistas; atrás queda el homenaje que se le hizo en el madrileño Parque del Retiro, y el reciente homenaje en Valladolid, y el multitudinario homenaje que se le hizo el día de Santa Cecilia en el Teatro Príncipe de Asturias, en la ciudad argentina de Rosario. Todo, todo ello ha quedado atrás.
Creo no equivocarme si digo que Navarra ha conmemorado dignamente el centenario de este ilustre paisano; que hemos estado a la altura de lo que el agradecimiento exigía. El conjunto total de todo ha sido digno, completo y emotivo.
Puestos a sacar alguna pequeña falta, se podría decir que se ha echado un poco de menos algunos homenajes más populares, más de calle, menos de escenario de teatro, como el que se vivió el 20 de septiembre bajo los balcones de La Perla. Tal vez haya faltado también un buen libro conmemorativo; tal vez a nivel institucional se podía haber llegado a hacer algo más dentro del ámbito navarro, no estrictamente pamplonés; pero lo importante es que en esta ocasión la labor y el esfuerzo institucional se han visto perfectamente complementados con la labor y el esfuerzo no institucional de colegios, instituciones musicales, medios de comunicación, empresas…, que han permitido en este centenario darle un mayor protagonismo a la sociedad, a “lo popular”, para que nos entendamos; descargándolo así del protagonismo institucional, que no es malo, pero que es frío y triste si detrás no se ve el calor popular.
Lo cierto es que el recuerdo y la memoria de Pablo Sarasate se ha visto reforzada; lo cierto es que a los niños del siglo XXI se les ha inculcado –y esto lo han hecho muy bien los colegios e ikastolas- el recuerdo y el agradecimiento al insigne violinista pamplonés. Su memoria va a perdurar, y con ella el cariño de sus paisanos, un cariño que le expresaron en vida durante décadas, y que desde su fallecimiento en 1908 se ha mantenido en un más que aceptable estado de salud, tal y como ha quedado demostrado ahora.


A partir de ahora

El problema que tienen algunos centenarios es que se echa toda la carne en el asador, y una vez acabado el año es como si nos desinflásemos; y se corre el riesgo de que tras el esfuerzo venga el olvido, aunque quiero pensar que no va a ser este el caso. Por ello es importante que el Palacio del Condestable siga siendo no sólo un mero espacio expositivo dedicado a Sarasate, sino un motor de actividades permanente que tenga como fin mantener encendida la llama de su recuerdo; es importante, y de agradecer, que La Perla nos siga obsequiando cada año con ese recuerdo a don Pablo desde el balcón de su habitación; es importante que los centros educativos sigan cultivando –como muy bien lo han hecho este año- la memoria de Sarasate, con redacciones escolares, con concursos de dibujos, con premios…; es importante seguir dando continuidad y prestigio al Concurso Internacional de Violín “Pablo Sarasate”; es importante que los medios de comunicación se impliquen también en esta labor; es importante que las instituciones musicales de Navarra se involucren en homenajes anuales.
No estaría de más impulsar una comisión (Gobierno de Navarra, Ayuntamiento de Pamplona, instituciones musicales, etc.) que se ocupe y se preocupe, a partir de ahora, de llenar ese hueco que hay entre el años 2008 (centenario de la muerte de Sarasate) y el año 2044 (bicentenario de su nacimiento). La figura humana y musical de don Pablo bien lo merecen.


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