Texto: Fernando Hualde
Cerramos hoy,
coincidiendo con el décimo aniversario, una sección que durante dos lustros nos
ha acercado semanalmente al patrimonio histórico y cultural de Navarra.
Era el 8 de diciembre de 2002, hace ahora diez
años, cuando esta sección de “Recorrido por el patrimonio de Navarra” iniciaba
su andadura con un reportaje dedicado al vascuence salacenco. Tenía entonces
ante mí todo un reto que no se me antojaba fácil, y el objetivo inmediato de
aquel momento fue el de mantener viva esa sección, acudiendo puntualmente a la
cita semanal, durante todo el año 2003.
Lo cierto es que pasó un año, y otro, y otro, y…
hoy es el día que la sección de “Recorrido por el patrimonio de Navarra” cumple
nada menos que diez años. Diez años que se traducen exactamente en 475
reportajes, que han ocupado 706 páginas de periódico, en las que ha quedado expuesta
y recogida la historia de algo más de 200 localidades de Navarra; que no es
poco. Desoyendo, en no pocas ocasiones, otros cantos de sirena, he acudido
puntualmente, cada semana, a esta sección, incluso en momentos en los que
acudir a esta cita requería un esfuerzo que nadie veía.
Es el momento de descansar; por razones de salud,
en primer lugar, y porque también es bueno dejar paso a otras plumas, a otros
estilos, incluso a otros puntos de vista. Afortunadamente sigue habiendo
muchísimos temas, y solo yo sé las asignaturas pendientes que se me quedan en
el tintero. Eso no quita para que, de vez en cuando, a partir de ahora, vaya
publicando en este mismo rotativo, igual que lo hacía con anterioridad, algún
reportaje dominical.
475 reportajes
A lo largo de estos diez años he procurado
acercarme a todas las merindades de Navarra, y así lo he hecho. Debo reconocer,
en justicia, que he incidido mucho más en la merindad de Sangüesa que, además
de ser la más necesitada, es también la que alberga mis raíces. Pero no ha
habido punto cardinal del viejo reino que se haya quedado sin atención, que 475
reportajes dan para mucho.
Me consta que no son pocos los lectores que se han
servido de esta sección para recorrer y conocer Navarra; así me lo han
manifestado en muchas ocasiones.
Me consta, igualmente, que detrás de estos
reportajes ha habido localidades que se han activado culturalmente, han nacido
iniciativas de restauración de edificios, de creaciones de archivos
fotográficos, de puesta en marcha la realización de grabaciones a ancianos para
el Archivo del Patrimonio Oral, y de otras muchas iniciativas cuyos frutos hoy
son una gozosa realidad. Me basta uno de esos frutos, el más insignificante,
para quedar satisfecho, para entender que ha merecido la pena estos diez años
de trabajo.
Han sido historias de pueblos, ha sido memorias de
despoblados, han sido biografías de personajes ilustres… o curiosos, ha sido
historia política, han sido tradiciones rescatadas del olvido, ha sido
costumbrismo, oficios extinguidos, fiestas, ritos, danzas, y un largo etcétera.
Todo ello ha quedado recogido en estos 475 reportajes, y el poso que ha quedado
no es malo precisamente. Bueno es, también hay que decirlo y aplaudirlo, que un
periódico haya dedicado una sección semanal dedicada al patrimonio.
Algún Consejero me ha llegado a decir eso de que “nos
llevas con la lengua fuera”; otros, también con cargos de responsabilidad, han
dicho que esta sección periodística era “como una chinita en el zapato”, mas no
importa; lo que importa es que a través de estos reportajes, siempre
respetuosos con todos, mucha gente se ha tenido que poner las pilas, que se han
restaurado iglesias, ermitas, puentes, fuentes, lavaderos…; que se han
resucitado carnavales; que se ha creado en muchas personas y pueblos una
conciencia respetuosa hacia nuestro patrimonio; que hoy ya no se tira tan
fácilmente lo que antes se tiraba; que se han puesto en valor muchas parcelas
que estaban ya olvidadas.
Agradezco los escritos de apoyo y de felicitación
que he ido recibiendo en todo este tiempo, son siempre un estímulo, como no
podía ser de otra manera; y han sido muchos y muy sentidos. Conservo con cariño
muchas cartas que son verdaderos tesoros personales, son agradecimientos
cargados de una profunda afectividad. Pienso en algunas personas, próximas al
siglo de edad, a quienes un reportaje de esta sección les ha llenado de vida y
de ilusión; igual que he llegado a ver en alguna casa un reportaje enmarcado; o
igual que he conocido a esa anciana que en su mesilla guardaba doblada la hoja
de periódico para leerla cada noche antes de acostarse. Por todo ello, y por
una milésima parte de ello, como digo, ya ha merecido la pena esta sección
semanal.
Agradezco también las críticas que respetuosamente
me han mostrado sus discrepancias, o las que me han señalado fallos; me han
venido a recordar que somos imperfectos por naturaleza. Y estoy convencido que
en 475 reportajes habrá bastantes más fallos de los señalados.
Y agradezco también a esas pocas personas que en
sus críticas han sido faltones, que han puesto empeño en colgarme una etiqueta
política; son ellos los que me hacen fuerte, y quienes con su actitud me han
ido marcando que iba por el buen camino.
Muy especialmente agradezco a todas esas personas
que me han parado por la calle, o que han aprovechado alguna reunión o
conferencia, para decirme que les gustaban mis reportajes, que esperaban la
llegada del domingo para leerlos, que los disfrutaban. Un millón de gracias a
todos.
Blog y libros
Es precisamente en atención a todas estas personas
agradecidas para quienes he creado un sencillo blog en el que, poco a poco, voy
a ir metiendo los textos de todos estos reportajes. La dirección del blog es patrimonionavarra.blogspot.com; allí hay
ahora mismo metidos más de doscientos reportajes, casi la mitad; el resto los
iré metiendo poco a poco. Téngase en cuenta que en este blog van a estar
metidos, exclusivamente, los reportajes de esta sección que con DIARIO DE
NOTICIAS he venido publicando en estos diez años.
A su vez, como si de un relevo se tratase, este año
2012, de la mano de la Editorial Lamiñarra, he iniciado una colección de libros
en la que, también bajo el título de “Recorrido por el patrimonio de Navarra”,
voy a tratar de ir dando salida al material y a las investigaciones recopiladas
durante tantos años de trabajo. El primer libro, “Izagaondoa. Memoria de un
valle”, recoge buena parte de los reportajes dedicados a ese valle en esta
sección, a la vez que va haciendo un repaso a diferentes aspectos del
patrimonio de Izagaondoa. El segundo libro ha quedado dedicado a la “Alfarería
de Lumbier”, salvaguardando así la memoria de un gremio extinguido cuyo trabajo
pervive en cientos de casas. El siguiente libro recogerá la historia del
ferrocarril El Irati; otro libro nos acercará a la indumentaria roncalesa; otro
nos mostrará una bella tradición, la del Rey de la Faba; y así sucesivamente,
abordando temas y lugares de Navarra, con un nivel de profundidad muy superior
al que permite un reportaje de periódico.
Me gustaría finalizar pidiendo un esfuerzo
colectivo, a cada localidad de Navarra, a cada valle; un esfuerzo por
recuperar, salvaguardar y difundir, el patrimonio local. Por lo general nadie,
absolutamente nadie, va a venir a hacernos este trabajo. Y hay que hacerlo ya;
si nos quedamos de brazos cruzados esperando a que se pase la crisis, o
esperando a tiempos mejores, llegaremos tarde a muchas cosas. Quien haya
seguido esta sección habrá podido ver que hay pueblos y valles en Navarra que
deben de servirnos de referencia, de modelo, porque han sabido unirse
anteponiendo el interés patrimonial por encima de otros intereses, porque no se
les ha pasado el arroz esperando a unas subvenciones que difícilmente van a
llegar, porque se han puesto manos a la obra en ejemplar auzolan, y porque han entendido que la protección de su patrimonio
era también responsabilidad de ellos. El camino está muy claro, tan solo hace
falta voluntad, perseverancia, y a veces un poco de dinero.
Y pido, por último, a las instituciones
responsables de la conservación del patrimonio, que no cejen en el empeño.
Todos sabemos que los tiempos no son fáciles; pero no nos escondamos detrás de
la escusa de la crisis, actúese con cabeza y con responsabilidad, establézcase
un orden de prioridades, y búsquense los cauces de financiación adecuados, que
haberlos haylos. La iglesia de San Martín, en Guerguitiáin, acaba de ser un
buen ejemplo de ello.
No es de recibo que un esfuerzo como el que se
está haciendo en estos momentos de recoger en audio y video los testimonios de
vida de cientos de personas mayores en toda Navarra carezca del respaldo de
determinadas instituciones, cuya indiferencia obliga a aminorar el ritmo, y en
consecuencia a perder para siempre lo que todavía hoy son archivos vivientes y
testimonio de un mundo que nuestros hijos ya no alcanzan a imaginar.
Por mi parte, como por la parte del rotativo que
ha dado cabida a esta sección, se nos queda la satisfacción de saber que detrás
de esta sección que hoy finaliza, hay unos frutos, hay resultados, hay
preocupación donde antes había indiferencia, y hay muchas llamas prendidas que
hoy dan luz y calor al patrimonio navarro.
Hasta otro día.